Dicen que la mejor etapa de nuestras vidas es la adolescencia, razón no falta para decir que esto es verdad.
Estamos en el punto en el que queremos aprovechar cada segundo al máximo y aspiramos abarcar tantas cosas que sentimos que nos falta tiempo para todo; sí, es la mejor etapa de nuestras vidas y es ahí cuando encontramos entre todas esas cosas que queremos o debemos hacer, un versus. Es esa delgada línea que existe, una frontera en la que los límites se hacen más visibles: Disfrutar de la juventud versus comprometer nuestro futuro.
Cada día estamos al tanto de lo que nuestra generación tiene a su alcance y nuestra edad nos permite experimentar lo nuevo, sin embargo es claro que no todo lo que hay para intentar es bueno para nosotros. Entre la novedosa diversión que ansiamos tener también está lo que necesitamos hacer, cosas que nos parecen tan poco importantes hasta que nos enteramos de que sí lo son.
Nos paramos en un mundo en el que vemos llamativas opciones, fáciles de tomar y entretenidas de ver, no obstante, no son lo único que hay allí afuera, tenemos infinidad de oportunidades que no caerán del cielo, peligros a los que no somos inmunes y además de ello las tentaciones que cada día nos alejan más de nuestra familia y educación.
Cuando entendemos la gran diferencia que radica entre disfrutar y comprometer, también nos damos cuenta de que además de todo lo que nos divierte, está todo lo que nos proporciona un futuro seguro, un hogar, salud, buena compañía y felicidad.
No probemos lo que sabemos que nos va a frenar, porque a estas alturas estamos lo suficientemente entendidos para saber qué es lo que nos daña y cuáles son los sacrificios que hacen falta para mejorar nuestra vida; evitemos caer en una rutina en la que en último lugar esté nuestra seguridad y la de las personas que nos rodean, porque la juventud se termina, pero la vida que viene después de eso será un enorme reflejo de lo que hicimos con nuestro versus.