Semana que se volvió un vulgar pasquín del menor de los Gilinsky, El Tiempo del banquero Sarmiento Angulo que entre frivolidades dispara contra el gobierno, o el clúster de medios de la organización Ardila Lulle que destilan veneno en sus informativos de emisoras y canales de televisión, al igual que el de los Santodomingo (Caracol televisión y Blu radio) Tan solo se rescata la objetividad de las agencias informativas de W radio, porque al ser del grupo Prisa español no tienen injerencia directa en él los cacaos colombianos. Ciertamente tendrá que haber unos perdedores en este gobierno del cambio, y por antonomasia tienen que ser los que perdieron al fracasar en su intento de direccionar más de 10 millones de electores al triunfo, es decir, los que intentaron desde el poder atornillarse a él. Ya es hora de que la oposición asuma su lugar, el de la derrota, igual a como le tocó siempre a la izquierda. Como saben que las reformas venideras (tributaria, laboral, pensional y otras) afectarán sus fortunas, no dudan en seguir con su estrategia de desprestigio a base de mentiras y nimiedades, y la histeria mediática aumentará patológicamente en la medida de que se sigan sacando a la luz pública escándalos realmente graves como la contrareforma agraria de la SAE donde los bienes de los mafiosos narcotraficantes pasaron a manos de sus pares en la política, o el de los millones de dólares de Reficar que se camuflaron en un banco de papel en Suiza. Se vienen más destapes de ollas podridas de los gobiernos anteriores, y por eso la salvajada de desprestigio diario contra el Pacto Histórico aumentará descaradamente, por lo que el gobierno debiera pensarse seriamente una matriz de medios de comunicación para contrarrestar esta ofensiva elitista, más allá de las redes sociales.