Cuando se habla de la felicidad es complicado, porque creo que la felicidad depende del estado de ánimo. La felicidad es uno de los tantos deberes que tenemos como seres humanos, pues nos obliga a ser dignos de merecerla y no depende de los demás sino de uno mismo, es decir de nuestro propio comportamiento y carácter.
Una sonrisa en mi rostro, no significa la ausencia de problemas sino la habilidad de ser feliz, por encima de ellos.
Para mí la felicidad se encuentra en cada nuevo descubrimiento y cada nueva experiencia positiva que nos regala la vida.
Muchas veces nos obsesionamos en llegar a la meta, en conseguir un trabajo, deseamos ganar un partido de fútbol o de basquetbol, en tener un carro último modelo y es mucho lo que hacemos para conseguirlo, es lo que aportamos a la felicidad, pero esa satisfacción que se siente es breve cuando no tenemos una buena actitud.
Ser feliz significa realizarse, alcanzar las metas propias de cualquier ser humano. Unos son felices ganando dinero, aunque dicen que la felicidad no es solo eso, seguramente es cierto, pero todos sabemos que es un buen sustituto y da un fresquito indescriptible. Otros son dichosos recibiendo honores, medallas, pergaminos y otros tantos viajando por el mundo; cada uno busca su propia felicidad. Pero para ello hay que conocerse bien a uno mismo, claro está, y saber qué se quiere.
La mente y el pensamiento jamás podrán encontrar la felicidad completa, seguramente solo se halla en la valoración de tiempos pasados, en recuerdos y experiencias nuevas y buenas.
Lo único que tengo claro es que pienso como dice la canción de Gloria Estefan: “con los años que me quedan…” me dedicaré a ser feliz, si Dios me lo permite.