El llamado bloque parlamentario del Valle, integrado por 24 representantes, estuvo en Cali la semana pasada escuchando a los líderes de los sectores público y privado sobre las necesidades prioritarias que permitan el crecimiento y desarrollo económico de la región.
Sin embargo, se volvió costumbre el olvido histórico del centro y norte del Valle, que ni siquiera se le nombra en esas reuniones en donde se centran en la capital que, aunque es normal y también necesario, no es suficiente, porque el resto de los 41 municipios se encuentra en situaciones alarmantes de inseguridad y la urgencia de obras, como las vías terciarias, que ni suenan ni truenan, entre los tintos que se toman los presuntos dirigentes sentados en las bancas del Congreso, desde su elección con el máximo de entusiasmo y esperanza por parte del pueblo, hoy olvidado.
No es posible, tanta desidia, pereza y lentitud, para mirar hacia los 41 municipios que claman por ver cumplidas las promesas de campaña, después de ser elegidos nunca regresan a la comarca, tampoco preguntan sobre sus necesidades y de vez en cuando se asoman con la foto en su mano de una ambulancia para un hospital, haciendo alarde de su gestión.
No puede ser que nos sigan engañando, mintiendo y aprovechándose de cualquier circunstancia, menos la de servir a la comunidad de todas y cada una de las localidades y después regresan muy “frescos” a mendigar los votos para su reelección, pues para esto sí son los más audaces y avivatos, no dan “puntada sin dedal” como decían los abuelos y con toda la razón.
Se dirá, como excusa y justificación de su frialdad, que las obras prioritarias, tales como la vía Buenaventura – Mulaló, el dragado del muelle del Puerto, la seguridad total para el COP2024, el tren de cercanías, podrían favorecer de alguna manera a la región, pero no es así, se quedan muy cortos y la miopía política y de servicio, les impiden ver con claridad hacia el presente y futuro de las localidades tanto urbanas como rurales que carecen de inmensas y numerosas obras para poder vivir con dignidad. Es asombroso la sordera institucional de los representantes que no escuchan ni una sílaba de la gente que los eligió y todo se ha quedado en buenas intenciones.
Es necesario acercarse más a las comunidades, escuchar sus necesidades, priorizar las obras, en otras palabras, trabajar juntos, de la mano, para que se fortalezca la democracia regional, y derrotar el centralismo político y administrativo existente en medio de una burocracia impenetrable y salvaje, que solo de lejos mira con cierto desdén la provincia, siempre olvidada.
No se pueden solucionar los grandes males con pañitos de agua tibia y esto es lo que nuestros ilustres representantes se acostumbraron a adelantar en los municipios del centro y norte del Valle. Ojalá que por estos lados, no se aparezca otra clase de “minga” para reclamar a fuerza de protestas, las prioridades de la provincia y obliguen a la gente a marchar a la capital de la república y frente al Congreso, inicien la máxima rechifla jamás escuchada.
Si los tiempos son difíciles desde el punto de vista económico, serán peores, si el bloque vallecaucano, no mira, dialoga, escucha y trabaja por la provincia.