Según los datos suministrados por la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) a través de su presidente, Jaime Alberto Cabal, cerca de 250 mil tenderos de todos los municipios del país se irán a la quiebra inminente, sin tener de dónde agarrarse para salvar sus negocios que han subsistido a través de los tiempos, vendiendo al menudeo a la amas de casa de cada barrio que siempre les hace falta un poco para completar su mercado semanal.
Este terrorífico cuadro, es la consecuencia inmediata de la reforma tributaria aprobada en el Congreso de la República esta semana, después de intensos debates, profundos desacuerdos entre las bancadas y, por supuesto, recortes en las propuestas planteadas en su primer intento por el gobierno nacional que pretendía recoger 25 billones de pesos y ahora queda en 20 billones de pesos.
Uno de los temas de mayor impacto fue el relativo al impuesto a las bebidas azucaradas y alimentos ultra procesados, que tenía como objetivo tratar de inculcar entre la población la necesidad de una dieta saludable, eliminando lo que se conoce popularmente como “comida chatarra” y fueron los tenderos que venden productos como snacks, galletas, cerveza, salchichones, gaseosas, embutidos, entre otros alimentos de consumo diario, los que pusieron el grito en el cielo, por cuanto, a pesar de haberse eliminado el impuesto al pan, los costos que tienen que pagar al adquirirlos subirán irremediablemente, pues las canales que los distribuyen y los productores serán gravados en un porcentaje altamente significativo y en consecuencia esos valores serán trasladados al consumidor final sin contemplaciones de ninguna clase.
Esa cifra aterradora, pone nerviosos igualmente a los consumidores, especialmente a las amas de casa, que toda la vida se han acostumbrado a ir a la tienda de la esquina o del barrio a “fiar” una gaseosa para la visita que llegó de improviso; la galletica, para echarle a la lonchera de los hijos que se van a estudiar muy temprano; la media libra de carne, que hizo falta al terminar el mes.
Si sube el precio de estas pequeñas cosas que se consumen en la vida diaria, es muy posible que se dejen de comprar y el tendero de las pequeñas cosas deberá obligatoriamente cerrar el negocio.
No se ve muy bien la quiebra de 250 mil tiendas en el país, pues si se quiere es que haya trabajo, empleo estable y digno y muchos emprendedores, este impuesto va en sentido contrario a las propuestas oficiales.
Y es que las pequeñas tiendas siempre se necesitan, es el lugar privilegiado para que “fíen” a las personas que, por una u otra razón, no tienen efectivo en un momento determinado y precisamente en estos tiempos difíciles que se viven, cuando la inflación tiene “con los pelos de punta” no solo a los gobiernos poderosos, sino que obviamente afecta a los de menos recursos económicos.
Esperamos que se “enderecen las cargas” porque como vamos “vamos mal” y eso que apenas estamos empezando a estrenar el nuevo mandato del “cambio”, que hasta el momento no tiene el camino muy claro.