Profunda preocupación está pasando la juventud tulueña por la ausencia absoluta de oportunidades, porque no se les brinda alternativas para mantenerse ocupados en forma seria ni posibilidades de forjar un futuro mejor, ante falta de escenarios deportivos, culturales y recreativos que les permitan adquirir nuevos conocimientos y convertirse en personas útiles a la sociedad en donde viven.
Vemos un amplio sector juvenil que no quiere ingresar a las aulas de las instituciones educativas, provenientes en su mayoría de familias disfuncionales, en donde crecen sin control ni formación ética y con un futuro incierto acosados por las necesidades fundamentales insatisfechas que, al final, se convierten en caldo de cultivo para los delincuentes que permanecen ávidos de personas jóvenes. Su propósito siempre será involucrarlos en actividades delictivas justificadas en el afán del dinero fácil y rápido para solventarlas en medio de una sociedad consumista y apremiante de múltiples bienes atrayentes, pero no necesarios, para el cumplimiento de metas inalcanzables y utópicas.
No existen actualmente escenarios apropiados, cómodos y con las herramientas adecuadas para que la juventud no caiga en parálisis mental y falta absoluta de oportunidades que impiden su desarrollo económico y trazarse metas en donde encuentren un sentido y propósito de sus vidas.
Estamos en un vacío cultural, deportivo y diversas actividades lúdicas, que obviamente ensombrece el panorama de nuestra sociedad sin encontrar una ruta a seguir porque las autoridades municipales se encuentran ensimismadas en la búsqueda de su propia seguridad, amenazada en sus propias vidas que impide ver con claridad hacia dónde se debería enfocar sus programas y proyectos de gobierno.
Creemos con asombro y desesperanza que pasamos por la peor hora de la existencia de la gente de a pié, descorazonada porque no hay liderazgo ni muchos menos propuestas concretas que tiendan la mano a una juventud perdida entre las sombras de la incertidumbre, caminando en el filo de la navaja para no caer en la fácil tentación de la delincuencia.
Pareciera que estuviéramos acorralados, comercio amenazado, ventas de los negocios por ausencia de ganancias y el temor de la extorsión, la inseguridad y una emigración creciente como nunca se había presentado en la historia reciente, con la presencia de un desempleo rampante cuando se nota en forma impresionante la tendencia hacia el “rebusque”, de cientos de familias enteras en las calles, senderos de los ríos y esculque hasta de las basuras.
Esta mala hora de Tuluá, necesita de una intervención profunda, rápida y concreta de las autoridades nacionales, departamentales y municipales, en donde se convoque a un gran acuerdo, para echarle un salvavidas a la juventud, que no encuentra una salida decorosa a sus vidas, porque han perdido el rumbo.
Estamos como “atados de pies y manos” luego de un tiempo de violencias aún por derrotar, para que se pueda encontrar la luz al final del túnel oscuro y tenebroso en que nos encontramos y nos duele inmensamente observar la juventud sin alternativas de ninguna clase que no ven con positiva mirada su futuro inmediato y se pierden, tal vez, en la drogadicción y la desesperanza.
Necesitamos con urgencia ocuparla en actividades culturales, deportivas y lúdicas, que les ofrezcan alternativas mejores para sus vidas y satisfagan esas necesidades primarias y puedan cumplir sus sueños, ya que sin ellos, estaríamos en una sociedad en declive sin ningún muro de contención posible.