Pareció prudente guardar silencio hasta ahora, cuando después de una campaña pugnaz sin precedentes en la que las élites con todos sus medios se opusieron tozudamente al cambio, que finalmente ganó la presidencia de la república con votación inédita, en aras de bajarle a una polarización dañina y aclimatar un gran Acuerdo Nacional que permita sacar adelante las reformas que el país siempre ha necesitado desde su independencia hace más de 200 años. La foto de Petro con Uribe, y luego otra con Rodolfo Hernández, muestran que para construir no es necesario la exclusión del contradictor político, como en diciembre de 2019 lo manifestó un ex senador uribista cuando en un debate le dijo a Petro que sobraba en nuestra sociedad, a lo que el hoy electo le respondió que en su gobierno se le escucharía y no se le excluiría, que no replicarían la letra de un mítico disco rockero de Los prisioneros de Chile, “el baile de los que sobran”.
Los nombramientos del gabinete ministerial y de importantes entidades del orden nacional van mostrando el talante democrático del gobierno que empezará el 7 de agosto, con participación de todos los partidos que pretenden cambios sociales, e integración de indígenas, campesinos, negritudes y demás minorías. En el momento en que se escribe esto, se posesiona el Congreso de la República, y de la composición de sus comisiones constitucionales, y presidencias observamos que hasta el Centro Democrático tendrá participación con la segunda vicepresidencia del Senado. Muy a pesar de la mezquindad de Duque que con las últimas actuaciones gubernamentales (robo de dineros de la paz, adjudicación precoz de millonarios contratos, condecoraciones vergonzosas, autoprórrogas de juntas directivas, y hasta presunto tráfico de influencias de su progenitora) y su último discurso ante el Congreso que remarca la polarización de campaña, y posterior saboteo retirándose del recinto para no escuchar a la oposición, además de la natural oposición futura por parte de Uribe y hasta de César Gaviria, las leyes que se necesitan tienen norte claro y la legitimidad suficiente otorgada por las mayorías legislativas, para mejora del país. Soplan vientos de cambios, lo que no obsta para vigilar las conductas de miembros cuestionados del Pacto Histórico.