Con 73 años a sus espaldas, esta mujer que se define como una líder de raca mandaca, recuerda que esa capacidad se despertó al asistir a las escuelas y colegios de sus hijos donde su voz recia y fuerte sumado a su carácter e ideas para transformar su entorno, la llevaron a liderar procesos a través de las llamadas asociaciones de padres de familia.
Una de las tareas que desarrolló en sus inicios y que recuerda con afecto especial fue la celebración de la primera comunión a 100 niños que como catequista ayudó a preparar en la naciente parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en el barrio Las Américas.
«Le ayudamos a las familias con los vestidos completos, la torta y la atención, haciéndoles ese día algo inolvidable» dice la dirigente comunal en su entrevista con EL TABLOIDE.
Apareció San Pedro Claver
Se podría decir que su primer contacto con el liderazgo comunitario se dio en el año1981 cuando apareció el barrio San Pedro Claver, liderada por los hermanos Francisco Javier y Gonzalo Gálvez Giraldo.
«En esa época decidimos hacer realidad el sueño de tener un techo propio y recuerdo con exactitud que ante la demora para entregarnos el lote, nos lo tomamos a la fuerza y tuvimos refriegas con palos y piedras cuando nos intentaron desalojar» precisa Pedraza Muñoz, madre de seis hijos a quienes crió sola hasta convertirlos en buenos ciudadanos.
«Para mí San Pedro Claver fue la escuela de liderazgo que marcó este camino como lidereza, pues junto a otros compañeros de lucha logramos avanzar consiguiendo obras como el alcantarillado, acueducto, alumbrados, la escuela que ahora es el centro cultural Ramiro Arana, el puesto de salud y muchos hechos más» afirma la dirigente comunitaria que recuerda con agrado el haber logrado el mejoramiento de vivienda para 84 familias por un monto de noventa y seis millones de pesos.
Una añoranza
Hoy con el sol a sus espaldas y el agotamiento propio de los años, Edith Pedraza Muñoz evoca el liderazgo de antaño y dice que ha cambiado, pues los de antes eran líderes aguerridos, dispuestos a luchar por la comunidad y que no daban nada por perdido.
Era un liderazgo de frente y aunque había riesgos los asumían con entereza.
“Hoy hay mayores dificultades para trabajar porque las normas han cambiado, los gobernantes son diferentes y en ocasiones no se prioriza el sentir o el querer de las comunidades», afirma la aguerrida dirigente que en el 2016 fue galardonada por la Gobernación del Valle como Mujer Vallecaucana por su liderazgo en los barrios tulueños.
Huella imborrable
Uno de los logros más significativos es haber liderado la conformación del barrio Buenos Aires en pleno proceso de consolidación y que le costó muchas horas de sueño, de angustias, pero hoy la reconfortan verlo hecho una realidad.
Pero además, ayudó junto a Gonzalo Gálvez a fundar barrios como el José Antonio Galán, Ciudad Jardín, La Floresta y en la actualidad busca darle vida a otro proyecto en el corregimiento de Aguaclara.
Una petición particular
“Al término de esa nota periodística Doña Edith, como la conoce la mayoría de los tulueños, sorprendió con una petición que espera se la cumplan antes de dejar este plano terrenal.
La primera es que quiere ver una placa en la fachada de su vivienda en constancia de su vida y obra, además espera que el periodista William Loaiza Amador le cumpla el sueño de grabarle el himno que le compuso a la mujer comunal y vallecaucana comunal y la última es que su féretro luzca las banderas de Colombia, la de Tuluá y la de la Acción Comunal, los símbolos que la han acompañado siempre.