Aunque su voz se entrecortaba como una manera de contener sus emociones, Nilsa López de Espejo accedió a esta entrevista que le sirvió de paso como catarsis en un momento en que debe decirle adiós a la edición impresa de EL TABLOIDE, su hijo, el símbolo de la resiliencia y que sacó a flote a pesar de la incredulidad de muchos que, tras la muerte de José W. Espejo le vaticinaron el fracaso. Con lo que no contaban era con su templanza y valentía para echarse al hombro un sueño familiar y convertirlo en una apasionante realidad.

¿Recuerda el primer día que El Tabloide vio la luz y salió a la calle? ¿Qué sintió al verlo impreso?
Yo recuerdo ese momento como si fuera hoy. Era sin duda el resultado del esfuerzo y la locura de José que soñaba con darle a la ciudad, que lo había acogido, un medio propio que contara con su propio estilo la realidad. En un principio me puse muy nerviosa pues no sabía qué pasaría y mi temor era que lo que nos ganábamos como distribuidores de la prensa nacional fuera a parar a un proyecto que era incierto y arriesgado.
¿Qué era El Tabloide en 1975 y qué soñaban que fuera?
En ese año EL TABLOIDE no era nada. Apenas estábamos comenzando, era en pocas palabras una fábrica de sueños que nació justamente de ver que todos los días llegaban a la agencia los periódicos El Tiempo, El País, El Caleño, pero solo hablaban de Tuluá cuando sucedía algo extraordinario y no había un medio que recogiera el sentir de la ciudadanía.
¿Qué cree que encontró la gente en El Tabloide que no encontraba en otros medios?
Un medio propio, unas páginas donde dar a conocer las noticias de Tuluá y de la que no se ocupaban los periódicos de Cali o Bogotá. Un medio que desde la primera edición impresa ha estado al servicio de los ciudadanos tratándolos con respeto. EL TABLOIDE desde el primer día le apostó a la identidad tulueña.
En 50 años de circulación fueron muchas las tentaciones, los ofrecimientos e insinuaciones de apoyo económico ¿Qué principios nunca estuvo dispuesta a negociar en El Tabloide?
La información. Desde el día uno esa fue casi una política editorial de José y la mantuve cuando él fue asesinado y asumí las riendas de EL TABLOIDE, pues a raíz de ese momento muchos veían imposible que una mujer pudiera dirigir un periódico y llegaron ofertas de comerciantes y gente con mucho dinero que me ofrecieron equipos, sedes, pero sabía que de aceptar ponía en riesgo el legado de José.
¿Alguna vez sintió que El Tabloide era como otro hijo?
Creo que desde la primera edición se generó ese sentimiento, pues era confidente de José sabía de sus angustias para cubrir las obligaciones y cuando las circunstancias me llevaron a ponerme al frente, pues él era muy condescendiente y yo llegué para poner orden en la oficina, la redacción y hasta en la venta de la publicidad. Cuando él fallece ese amor aumentó y se convirtió en mi razón de ser, mi motivación y más cuando con eventos como los Famosos Buscan la Fama pudimos ayudar a tantas personas.
¿Cómo vivió la llegada de la tecnología y el paso de lo artesanal a lo digital?
Debo admitir que en ese momento me dio mucho temor, pues era un reto para nosotros como medio de provincia dejar la elaboración del periódico de manera artesanal para darle paso a los computadores, los nuevos diseños y no sabíamos si estábamos o no preparados para hacerlo. Pero soy una mujer de retos y lo asumí junto a mi familia y el equipo de trabajo, que siempre ha sido esencial para todos los procesos. Ese compromiso fue lo que nos permitió llegar a los 50 años y sin duda nos llevará a estar muchos años más ahora desde las plataformas digitales.

¿Qué siente al saber que esta es la última edición impresa de El Tabloide?
Siento una gran satisfacción porque creo que se pudo mantener vivo el sueño de José y llevarlo a niveles superiores con los que él siempre soñó. Es una mezcla también de nostalgia pues para mí estar aquí cada semana trabajando para que el sábado EL TABLOIDE estuviera en las manos de los tulueños y vallecaucanos, era parte fundamental de mi vida.

¿Si pudiera hablarle a esta última edición qué le diría?
Muchas gracias, porque EL TABLOIDE impreso en 50 años se convirtió en el motor que impulsó infinidad de campañas sociales en favor de muchas instituciones, informó con responsabilidad y ayudó a defender los intereses no solo de Tuluá sino de una región entera. Le diría que cierro este capítulo con inmensa satisfacción y con la certeza de que habrá tabloide para rato.
¿Qué espera que quede de EL TABLOIDE cuando ya no exista el papel?
La imagen de un periódico que siempre trabajó en defensa de los intereses comunes de Tuluá y la comarca vallecaucana. Un medio de comunicación que fue más allá de la noticia y que se comprometió con infinidad de causas sociales logrando convertirse en parte de la solución. Hay infinidad de problemáticas que a lo largo de 50 años nos tocó cubrir.
Después de 50 años, ¿valió la pena?
Claro que valió la pena cada esfuerzo, cada lucha de José cuando emprendió este viaje, el que por cosas del destino debí continuar. Hoy queda una gran satisfacción, pues junto a mis hijos pudimos sacar adelante este sueño que se convirtió en la gran realidad. Valió la pena y es momento para decirlo y agradecerle a todos los que creyeron y a los que no lo hicieron, pues fue el aliciente para no dar marcha atrás y poder llegar a 50 años siendo el medio regional de mayor trascendencia.

¿Qué le gustaría que las nuevas generaciones recuerden de este periódico?
Creo que las nuevas generaciones pueden tener en EL TABLOIDE un ejemplo de que sí se puede hacer empresa, que se puede trabajar por los demás y que con disciplina se pueden alcanzar todas las metas que se tracen, pero ante todo que se vale soñar con crecer y hacer empresa en Colombia a pesar de todas las dificultades que se presentan en el camino.
¿Cómo hizo para que sus hijos se enamoraran y se quedaran en EL TABLOIDE?
Creo que mis hijos decidieron quedarse luego de la muerte de José como una manera de apoyarme en ese momento difícil, pero a todos les insistí que para quedarse tenían que estudiar, prepararse, formarse y lo entendieron y asumieron ese compromiso con ellos mismos y con EL TABLOIDE contribuyendo a lograr lo que hoy ofrecemos a nuestros lectores. Sin el apoyo de ellos no habría sido posible alcanzar los logros que consolidaron esta marca periodística en la región.
Siendo esta la última edición impresa ¿Qué cree que le diría don José?
Que fui una berraca, berraca porque logré cumplir su sueño iniciado en 1975 y fue darle a esta ciudad y a la región un medio de comunicación de prestigio y respeto. Sin duda se sentiría orgulloso de lo que hemos logrado dándonos ánimos para enfrentar los nuevos retos que se avecinan ahora desde lo digital cuando los retos serán mayores.

¿La veremos en EL TABLOIDE digital?
Claro que sí, usted sabe que me gusta preguntar y tener la gente contra la barrera como me tienen a mí ahora en esta entrevista. Estaré hasta que las fuerzas lo permitan, haciendo parte de esa nueva etapa de El Tabloide y espero que muchos sigan sumando a este propósito de consolidarnos en las plataformas como el medio más importante de la región, reconocidos por su imparcialidad y objetividad.
Haciendo memoria de los logros de EL TABLOIDE luego de 50 años ¿Cuáles lleva en su corazón?
Siempre lo dije en público y privado, lo más importante de EL TABLOIDE es que pudimos constituir una familia. Todos los que llegaron a laborar, unos más que otros, engranaron en ese propósito de trabajar en equipo con respeto absoluto a las diferencias. Otro logro y lo digo sin dudarlo sería los Famosos Buscan la Fama, pues con este programa además de integrar a las empresas pudimos llevarle ayudas a muchas instituciones.
¿Si volviera a nacer le gustaría estar de nuevo al frente de EL TABLOIDE?
No tengo la menor duda que lo haría porque en EL TABLOIDE soy inmensamente feliz y eso es más que suficiente.











