Frente a esto, un grupo de investigadores realizó un estudio en el que se encontró que durante este periodo los cerebros de los adolescentes envejecieron de manera prematura.
Mujeres, las más afectadas
Estos datos, revelados en una investigación publicada por una revista inglesa, sugieren que las restricciones sociales tuvieron un impacto desproporcionado en los adolescentes, cuyo cerebro envejeció, en promedio, 4,2 años más de lo esperado en contraste a los 1,4 que lo hicieron los cerebros de sus contrapartes masculinas.
Cuando se habla de envejecimiento prematuro significa que se detectaron signos de adelgazamiento cortical acelerado en ciertas zonas del cerebro.
Para los niños, esto ocurrió en un sector, mientras que para las niñas en ambos hemisferios y en todos los lóbulos.
De acuerdo con la investigación, ambos sexos mostraron envejecimiento en zonas asociadas con la visión, potencialmente afectando el procesamiento cognitivo de rostros. “Por su parte, para el caso de las mujeres, los cambios fueron más amplios, afectando zonas vinculadas con el procesamiento de emociones, comprensión del lenguaje, entre otros” revela el informe.
De acuerdo con una de las investigadoras, esto reflejaría una mayor dependencia de las adolescentes de los grupos sociales y las internaciones que ocurren en ellos. “Las chicas charlan sin parar y comparten sus emociones. Dependen mucho más que los chicos de la escena social para su bienestar y para su sano desarrollo neuronal, físico y emocional”, afirmó uno de los investigadores.
“Es importante reconocer que, aunque la pandemia ha terminado en gran medida, los efectos del estrés de la pandemia siguen ahí para los niños y adolescentes”, puntualiza el documento.