Muchos de ustedes seguramente ya tienen su propia respuesta, ya sea a través de razonamientos lógicos u objetivos, o también, y es valedero, por medio de prejuicios o animadversiones hacia el Jefe de Estado.
Pero esa inquietud puede ser más que válida por estos días en que el país pareciera caerse a pedazos, por más de que algunos expertos sostengan que los indicadores económicos van bien y en ese aspecto el país transite por buenos rumbos, al menos desde la óptica de los analistas internacionales, que miden bajo sus propios criterios científicos ese aspecto.
Pero esa no es la percepción del grueso de la ciudadanía. Puede ser que esté (esa ciudadanía) influenciada por la evidente oposición que desde varios medios de comunicación se hace al Gobierno.
Sin embargo, el desgreño administrativo, la egolatría, la falta de coherencia, no ideológica, pero sí en su proceder, del Jefe de Estado, dan la sensación de un desgobierno total.
A eso se suma la difícil situación de orden público por la que atraviesa más de la mitad del territorio colombiano. La excusa, que es la misma que utilizan todos los políticos, es: ¿cuándo ha habido paz en este país?, solo sirve para agravar la crisis humanitaria en las regiones debido a que las soluciones nunca llegan (incluida la militar) o si lo hacen, llegan tarde.
Así las cosas, estos casi 18 meses que le restan a este gobierno parecieran volverse eternos. Nunca encontró su rumbo, el que propuso en campaña y por el que votaron millones de colombianos, buscando un cambio, sabedores de que en cuatro años iba a ser imposible, pero, al menos sería un buen inicio.
Pero a falta de año y medio, Gustavo Petro nunca puso a andar su gobierno, más bien, los escándalos y los fracasos políticos le fueron determinando su agenda.
Es cierto que contra él se han tramado una serie de acontecimientos para timar y disminuir su imagen a punta de escándalos, pero no es menos cierto, que el presidente de la República sabía a qué se iba a enfrentar y no se apoyó ni siquiera en los que lo acompañaron, sino, parecer ser, en personajes de dudosa trayectoria y reputación.