Tuluá, ciudad que despiertas al tibio llamado de la aurora y miras a tus hijos marchar con paso firme a laborar al trabajo que dignifica tu nombre de pueblo laborioso, agrícola, comercial e industrial, con entidades que dan labores a tu gente, como Levapan, San Carlos, Orense, nuestro Parque Industrial y muchas más.
Te quiere tu hijo campesino que por las laderas de Barragán y Santa Lucía, acaricia la tierra con el surco que labra para sembrar esperanzas. Te aman tus campesinos de La Palmera, Nariño, Aguaclara, porque desde tus entrañas ofreces el sustento para ellos, a través de su trabajo en busca de paz y de pan. En Monteloro y en toda la zona montañosa, volveremos a sembrar el futuro de todos los cultivos, en La Marina y Campoalegre moverá el viento el porvenir del labriego.
Todas las veredas te cantan con timbre de campana que llega a La Rivera y va temperando en Palomestizo. Las campanas al vuelo saludan tus mañanas templadas, son las voces desnudas del metal gritando al unísono; despierta Tuluá. Y el río quiere musicalizar sus aguas para cantarte, y las canoras aves desean aprender de ti, los cantos en este día que despertaste con la sonora alborada de quienes hacen tu estirpe.
Muchos de tus hijos se fueron antes de perder la vida aquí. Porque en tus calles asecha el peligro, tus callecitas de barrio son cadalsos y tus barrios, otrora señoriales son patíbulos. Sin embargo sigues siendo la ciudad de añosas palmas, de juventud alegre al ritmo de la salsa, de los abuelos recordando al tenor de los bambucos. Tu cultura está en las bibliotecas, teatrinos, auditorios, el señorial Teatro Sarmiento y en las universidades, entre ellas, nuestra Uceva, donde una nueva Tuluá, se está forjando.
Tuluá, tu periodismo es de los mejores, teniendo su imagen en EL TABLOIDE, sos una ciudad con un futuro claro, esperando que tus hijos no lo oscurezcan.
Prosperidad para ti, en este nuevo año, noble ciudad. Cuando llegue la noche dormirás tranquila, para que no escuches el tronar de las pistolas, o el llanto de tus hijos, de esos que no tienen paz. Ese sueño será largo y espero que cuando despiertes al llamado de tus campanas, seas una ciudad progresista, solidaria, armoniosa, bañada por las luces de amor, de paz y de esperanza.