Muchos son los retos planteados por el gobierno que deben pasar por el Congreso de la República, como son, las diferentes reformas entre las que se cuentan la laboral, pensional, de la salud y la política, que muy seguramente abarcarán todo el próximo año. Sumado a lo anterior entramos en un período electoral que, como es tradicional, ocasiona un desgaste entre todos los partidos y movimientos políticos que pujan por ganar no solo adeptos sino poner en los cargos públicos a sus respectivos candidatos.
Estamos a la expectativa creada por el nuevo mandatario nacional que anuncia, una y otra vez, la necesidad de un cambio radical en varios aspectos relacionados con el manejo de los recursos públicos y un intento de profundizar en la democracia a partir de reformas que aún no llegan a tocar los graves problemas que por años padecen una inmensa mayoría de la gente, especialmente catalogada en los estratos 1,2 y otros pobreza extrema.
Los colombianos se han clasificado entre los más felices del mundo, lo que asombra, si se estudia con alguna superficialidad la idiosincrasia, pero está comprobado que se crece ante las dificultades, así como ha sucedido después de la pandemia del Covid 19 cuando han surgido miles y miles de emprendedores en los más recónditos lugares del territorio con una nueva mirada optimista y de enorme entusiasmo, como también con gran imaginación que en su mayoría, tienden a resolver los problemas de la vida cuotidiana del pueblo en general y ofrecen respuesta a multitud de necesidades insatisfechas.
De otro lado, crece en el sentimiento popular, la urgencia de trabajar por un mejor país y paulatinamente se nota, la decisión de pasar de un Estado de solo beneficencia a educar para el trabajo, salir de las situaciones difíciles con cierta independencia, con esfuerzo propio, pero también solidario, que es una cualidad impresa en el alma nacional, sin precedentes en el contexto mundial.
Si bien es cierto, la inseguridad, la violencia, el alto costo de vida, son graves problemas que azotan el quehacer diario de los colombianos, podemos apreciar la lucha de las autoridades, la colaboración ciudadana, que va de la mano de manera institucional entre los sectores público y privado, para poner o disminuir al máximo estos problemas que tratan de oscurecer el panorama optimista de las mayorías en momentos que de verdad, podrían llamarse críticos, si solamente nos detenemos a pensar en las tragedias y fantasmas de guerras que sacuden otros continentes como el asiático.
De todas maneras se debe hacer frente a los retos, mirar hacia el futuro con optimismo y fe en las fortalezas del pueblo colombiano que no decaerán si intentamos superar las barreras que nos separan y construir puentes de unidad , fraternidad, convivencia y paz.
El mundo en general, avanza rápidamente, los cambios actuales, consecuencia de las modernas herramientas tecnológicas, obligan a centuplicar los esfuerzos y seguir caminando con entusiasmo, optimismo y esperanza, hacia adelante, buscando siempre el bien general de la comunidad, apoyando los grandes proyectos de desarrollo y progreso, sin que los momentos difíciles, por trágicos que parezcan, detengan la marcha de un pueblo solidario y feliz.