Esta semana fui testigo de una pelea entre dos personas en la calle y ví que se daban trompadas uno al otro, hasta que cayó al suelo el más débil, me pareció, y el más fuerte continuó dando golpes, hasta que se levantó y se fue a subirse a su vehículo.
Según lo que pude escuchar, todo inició porque el señor que venía en una bicicleta le rozó el automóvil al segundo y algún daño le hizo. Primero que todo, no es bueno hacer justicia por mano propia, en segundo lugar, no hubo diálogo para llegar a un acuerdo, sino que primó la violencia. A mí me han insultado varias veces, unas veces con razón, otras sin ella, cuando manejo el vehículo.
En una ocasión, me demoré un buen rato, porque la hija perdió su tapabocas y estaba a punto de ingresar al colegio en donde estudia, pues mientras hacía la gestión, dejé mi vehículo parqueado y bien parqueado.
Sinembargo, cuando me disponía a arrancar de nuevo, el conductor de un bus, se me acercó muy aireado, me llenó la taza y parecía energúmeno, porque me había demorado. No tenía idea, por supuesto, el motivo de mi demora.
Y así sucede en la mayoría de los casos, en donde se nota que prima la violencia verbal en lugar del diálogo, el uso de la fuerza en lugar de la razón y finalmente la mentalidad de hacer justicia por la propia mano, ante la ausencia de una autoridad competente en cada caso en particular.
La intolerancia se apoderó del espíritu humano, la sed de venganza aflora por todos los lados, el respeto por la vida del otro, desapareció por completo, la convivencia pacífica no pasa de ser una ilusión y parece que estamos en el mundo del “sálvese como pueda”.
Esta semana celebraron el día del educador y pensé la gran responsabilidad que tienen los educadores en la formación de los niños, lo difícil que es poner de acuerdo a padres de familia y profesores de las instituciones educativas, he escuchado a varios maestros lo difícil que es hoy en día educar y formar, porque tenemos una leyes del libre desarrollo de la personalidad, que amarra las manos y los piés de los educadores.
Existe una ideología de género, que si no se maneja con cuidado, hace mucho mal a los niños y niñas desde temprana edad. Me parece que educar para la paz y la reconciliación es una necesidad sentida en la sociedad colombiana. No miremos hacia afuera, concentrémonos en lo nuestro y eso nos basta.