Me dan ganas de llorar ver este Congreso colombiano aprobando leyes y decretos que a primera vista son superfluos, mientras que no resuelven los principales problemas del país, agravados ahora por la pandemia del coronavirus, pero me parece insulso creer y aceptar las manifestaciones de algunos políticos achacándole al Covid-19 la causa principal de la pobreza sin profundizar seriamente en el análisis social y económico que tiene raíces mucho más profundas, derivadas de un sistema que ya no responde a las necesidades fundamentales de la mayoría del pueblo.
Recuerdo no hace mucho tiempo, cuando un ministro de gobierno, conservador, también presidente del Senado, Fabio Valencia Cosio, decía en tono alarmante a los congresistas: “cambiamos o nos cambian” y tal parece que no lo escucharon ni mucho menos obedecieron. Y siendo conservador veía la urgente necesidad de un cambio estructural en el sistema político, económico y social, porque estas reformas que se presentan son pañitos de agua tibia. Todos los analistas del mundo, ven el peligro que corre la democracia, ante la avalancha de líderes populistas que aprovechan la polarización mundial, para pescar en río revuelto, así queda demostrado con Trump en Estados Unidos y Bolsanaro en Brasil. Y basta con ver la pandemia del coronavirus en Estados Unidos y Brasil, para conocer de una sola mirada los sentimientos de los populistas.