La consulta interna del Pacto Histórico la ganó de lejos el grupo económico y principal contratista del gobierno Petro, el llamado clan Torres, con su candidato en la lista cerrada al Senado de la República por ese partido, Pedro Flores, quien sacó 185.029 votos.
Este señor es esposo de Karina Llanos Torres (del partido de la U) hija de Lisette Torres, hermana de Euclides (cabeza del clan), de Camilo (ex alcalde de Puerto Colombia, su hijo, del mismo nombre, es actualmente diputado del Atlántico) y de Mimi Torres, esposa de Rodolfo Bossa, el gerente de los fallidos juegos Panamericanos de Barranquilla y nombrado por Petro.
El otro hermano que también hace parte de este clan de poderosos contratistas y políticos del Atlántico es el médico barranquillero y representante a la Cámara por el partido Liberal, Dolcey Torres Romero, todo queda en familia.
Los periodistas de La Silla Vacía son quienes han logrado desenredar y denunciar este poderoso, laberíntico conglomerado de empresarios-políticos dedicados a hacer negocios multimillonarios con el gobierno Petro, pero también a presentar proyectos de Ley que les beneficia en los sectores de la llamada energía no convencional y del transporte, así lo confirmó el hijo del presidente, Nicolás Petro, en sus declaraciones a la Fiscalía, donde está imputado.
El triunfo de la impúdica corrupción política en la consulta del Pacto Histórico es la confirmación de un hecho sin precedentes en los anales de la izquierda colombiana, terminaron siendo iguales o peores que la politiquería tradicional que tanto criticaron cuando no tenían el poder.
El clan Torres llegó al petrismo de la mano del hoy ministro del Interior, Armando Benedetti, donde se sintieron muy cómodos y bastante recompensados, después de financiar la famosa manifestación de Barranquilla con una inmensa tarima en forma de P, donde Petro inició su campaña a la presidencia de la República. Este esquema clientelista del clan Torres se reproduce en distintas regiones de Colombia con otros actores que solo pudieron sacar, con muchas dudas, poco más de dos millones y medio de votos, no les alcanza para seguir con su fiesta de politiquería y corrupción.










