En mi labor como docente he tenido inmensas satisfacciones, pero las que más valoro tienen que ver con el gran desempeño que como seres humanos y como profesionales han tenido los jóvenes que, por uno u otro motivo, han tenido mi orientación en diversos momentos de su formación académica y ciudadana.
Sería muy largo nombrarlos a todos y a todas, pero con parte de ellos he logrado consolidar una amistad que los hace muy cercanos a mi cotidianidad y a mis afectos. Pienso, por ejemplo, en Ángela Cardozo, quien además de alumna fuera mi monitora en el Centro Cultural “Gustavo Álvarez Gardeazábal”, y que hoy se desempeña en la JEP con gran capacidad. En Carla Reyes, hoy funcionaria de la Sección Tercera del Consejo de Estado. En Ángelo Mauricio Victoria, alumno y monitor en el periódico ucevista El Central, actual docente universitario y director de la Maestría de Derecho Constitucional en la Universidad Libre. En Alejandra Echeverry que poco a poco se consolida como una importante voz poética a nivel nacional.
Y en la actualidad, acompaño a Mario Mejía, trabajador social de Univalle Tuluá, en su desempeño como fundador y dinamizador de la Corporación Equilibrio, que viene realizando una estupenda labor con la gente de la Galería Central de Tuluá, en la conservación arquitectónica de ese patrimonio tulueño que la ciega voracidad mercantilista le quiere arrebatar a la ciudad.
Pues bien, Mario ha sido nombrado por el presidente Petro en la comisión de empalme del sector laboral y como tal hace parte de quienes se ocupan de los programas que tienen que ver con los proyectos de trabajo de jóvenes y comunidades indígenas. Y, tendrá a su cargo tareas en el Empalme Social, donde se diseñarán las propuestas del Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno que llega. Con este palmares, su nombre debe ser tenido en cuenta en la futura conducción política y administrativa de la ciudad.