Con un vehemente llamado a la unidad, la reconciliación y la paz, saludó el nuevo Pontífice León XIV a los miles de asistentes a la plaza de San Pedro en Roma extendido a todas las gentes, especialmente al mundo católico, que pudo apreciar de cerca, la solemnidad de la ceremonia y ritos propios de una elección pontificia, gracias a los modernos medios de comunicación social.
Hace algunos pocos años atrás, no se podía apreciar con tanta minociosidad, cada uno de los momentos dados antes, durante y después, de este acontecimiento de especial atención e importancia, no solo para los católicos, sino también para todo el mundo, inclusive para países considerados por fuera de la esfera occidental.
Es una gracia muy grande para los fieles católicos darse cuenta en directo y de primera mano, de un acontecimiento que está en sus corazones y parecía inalcanzable apreciarlo tan cercano y al mismo tiempo unirse a los ritos especiales y solemnes de la ceremonia de elección papal.
Si hubo un tiempo en que parecía un acontecimiento lejano y aislado, actualmente se comparte la explosión de alegría no solo de los asistentes a la plaza de San Pedro sino de todas las gentes católicas del mundo.
El Cardenal Roberto Francis Prevost, de la Orden de San Agustín, reúne en su largo recorrido pastoral, el espíritu misionero de Juan Pablo II, la sabiduría de Benedicto XVI, la sencillez de Francisco y la vocación social de León XIII, lo cual lo convierte como el elegido sabiamente por el Cuerpo Cardenalicio para enfrentar los graves problemas modernos, tales como las guerras, las migraciones, la misma persecución de la Iglesias, y así se dejó entrever desde sus primeras palabras desde la primera aparición ante el público.
Llama la atención que el nuevo Papa León XIV esté íntimamente vinculado a Latinoamérica, toda vez que a pesar de haber nacido en Chicago, Estados Unidos, vivió una etapa de 20 años en Perú, como Obispo de la Diócesis de Chiclayo, en donde dejó profunda huella como Pastor dedicado a atender las necesidades espirituales y materiales de la gente más vulnerable.
Desde un principio se puede apreciar que conoce palmo a palmo los vericuetos de la burocracia del Vaticano, por los altos cargos que ha ocupado al interior del Estado Romano y al mismo tiempo su interés esencial de la urgente necesidad de trabajar juntos por un mundo mejor, en donde el diálogo se convierta en la máxima herramienta para la convivencia pacífica entre los pueblos en conflicto.
Gracias a la tecnología, ya la elección de un Pontífice no es un secreto para los católicos, sino que la convierte en una gigantesca oportunidad, para orar juntos, y darse cuenta que la Iglesia continúa siendo una potencia moral y es escuchada en sus orientaciones por los máximos líderes mundiales en todos los foros de carácter internacional.
El dominio perfecto del idioma español colmó la alegría de los pueblos latinoamericanos y ha demostrado, desde el primer dia, que conoce a profundidad los principales problemas de los pueblos más olvidados y es seguro que su preparación académica y visión pastoral brillará en todos los países que pronto visitará.