Así como es aceptado el refrán popular de que “después de la tempestad viene la calma” un grupo de comerciantes tulueños se ha dado a la tarea gigante de recuperar el sentido de identidad de la ciudad a través de diversos instrumentos que permitan hacer del municipio un lugar donde brille la esperanza y el optimismo, perdidos del alma de la gente como consecuencia de algunos acontecimientos nada gratos que afectaron en lo más profundo el sentir de una localidad que es, sin embargo, pujante, trabajadora y honesta.
Bajo el eslogan “Tuluá positiva” se invita a todos y cada uno de los habitantes para que dediquen todos sus esfuerzos a hablar bien de su ciudad, dejar de lado, las críticas destructivas, los comentarios insulsos, en otras palabras a ver con claridad el lado bueno y positivo del acontecer diario, en su familia, en su vecindario, en su trabajo en la calle, en los parques, en los cafés, en las reuniones de todo tipo, sean de carácter gremial, político y económico. Es recuperar el sentido comunitario de la convivencia, es intentar despertar el sentido solidario de la gran mayoría, es hacer brillar de optimismo, entusiasmo y bienestar a todos los habitantes.
Los comerciantes toman conciencia de la poderosa influencia de su actividad, siendo este sector el mayor dinamizador económico de la región en donde se tiene influencia, pues todos los caminos pasan por Tuluá, de tal manera que el esfuerzo común redunde en forma definitiva en un mejor bienestar y calidad de vida.
No se puede continuar aceptando como normal, un pasado nada grato, recordando las sombras que dejaron huella en el espíritu de los habitantes, antes por el contrario, la iniciativa es una enérgica invitación a ver todo lo bueno que tiene esta tierra y ha dado frutos innegables que perduran hasta nuestros días, tal como lo comprobamos si queremos ver y no quedarnos ciegos e impávidos ante algunos lunares que quieren someter a las tinieblas a todos aquellos que han sido y son faros luminosos para iluminar el camino hacia el progreso y la paz.
Tuluá es poseedora de una inmensidad de tierra productora de bienes y servicios que jalonan el crecimiento y desarrollo regional, no es posible que se oculte esta maravillosa realidad ante propios y extraños. Pues bien, este es el inmenso desafío del grupo de comerciantes, que están dispuestos a dar todo de sí, para que la gente vuelva a creer en sus propios esfuerzos, para que no decaigan en sus emprendimientos, para que las ideas novedosas crezcan y beneficien a la comunidad en general, para que se recupere el sentido colectivo, para que todos juntos caminen hacia un porvenir esperanzador, porque allí están las nuevas generaciones, a la expectativa de lo que realicen sus mayores, no hay otro reto mayor, que lanzarse al servicio de los demás y nada mejor que aprovechar el tiempo de fin de año, con sus tradicionales fiestas de Navidad y Año Nuevo, para que las vitrinas, las calles y avenidas, se vistan de luces de colores, que reine la alegría, que brille la luz, a través de campañas promocionales, del comercio organizado.
El comercio está llamado a sembrar de nuevo la fe en las capacidades del pueblo tulueño, a reconstruir una imagen inolvidable no solo para el presente sino para que el futuro sea bienaventurado.