Siempre he creído que el fútbol y la política guardan mucha similitud y si pudiera hacer un parangón pensaría que las dos disciplinas obedecen y se ciñen a una estrategia, una táctica y en ambos casos lo importante es hacer goles y evitar que se los hagan. En lo público asemejo a marcar goles con las buenas obras, las buenas acciones, los buenos resultados en la gestión.
Pero quizá en lo que más se parecen la actividad balompédica y la del arte de servir es en los directores técnicos, los encargados de conducir en la raya o desde los escritorios. En ambos casos hay técnicos muy básicos, otros apegados a lo estratégico, pero eso sí los dos dan cabida plena a una frase que ya es una verdad en el fútbol y es esa que dice que todos los estrategas : “se mueren con la de ellos” se casan con una nómina y aunque el barco se esté hundiendo ad portas de quedar por fuera de la liguillas finales se resisten hacer los cambios.
Para centrarme en el espíritu de esta columna debo decir que en la cancha de lo público, algunos alcaldes de esta región se están muriendo con la de ellos y han dejado tiempo extra a un grupo de colaboradores que hace rato están fuera de lugar, desentendidos de las jugadas y porqué no decirlo marcando uno que otro gol en su propio arco.
Lo que preocupa es que los 90 minutos del partido pactado a cuatro años se está acabando y algunos todavía siguen hablando de lo que hizo o no hizo el gobierno anterior, aburguesados en sus despachos, con acciones a control remoto y dejando a su técnico con bajas calificaciones entre la fanaticada.
Les queda un año escasamente y aunque ya no es mucho lo que se puede hacer, si sería bueno, justo y necesario que miraran a la banca y analicen las opciones de cambio para ver si la nómina mejora. De no hacerlo en octubre del año venidero pueden quedar eliminados y por si acaso recuerden que en este partido no hay alargue y la repesca tampoco funciona.
PD. Que el Dios de la vida guíe al presidente Petro, el país que lo eligió espera mucho de su gestión.