La investigación se originó a partir de una queja anónima que cuestiona su estilo de vestir y su actividad en plataformas digitales, señalando que estas conductas afectan el decoro de su cargo e incluso sugiriendo un presunto descuido de sus funciones judiciales.
En diálogo con Mañanas Blu, Cabrera aclaró que ninguno de los videos fue grabado en su despacho, sino en su vivienda: “Yo no bailo en el juzgado. Yo no tengo videos en mi despacho judicial. Estos videos que tienen el mismo fondo son en mi casa”, explicó.
La funcionaria, de 47 años y madre de tres hijos, rechazó los señalamientos y defendió su desempeño: asegura que mantiene altos índices de productividad en la evacuación de procesos y que lo que está en discusión no es su trabajo, sino su vida personal.
La controversia aumentó cuando el magistrado instructor, Manuel Enrique Flores, ordenó seguimiento a sus redes sociales y la incautación de su teléfono celular personal, medida que Cabrera se negó a cumplir por considerar que vulnera su derecho a la intimidad.
“Es muy lamentable que a una mujer se le juzgue por su forma de vestir o por sus publicaciones en redes sociales, y que se desconozca su trabajo”, señaló la jueza, quien advierte que el proceso no solo tiene un trasfondo laboral sino también de género.
El caso ha generado debate en la opinión pública sobre los límites entre la vida privada de los funcionarios judiciales y el decoro que se espera de su investidura.