Ese día, como de costumbre, este joven, de 22 años de edad, salió a sus quehaceres habituales. Acomedido y siempre servicial, se fue como parrillero en la moto de un amigo hasta el Terminal de Transportes para enviar una encomienda a la ciudad de Cali.
DATO: «Que me lo recuerden con alegría, así como era él», fueron las palabras de doña Esperanza, madre de Gonzalo.
Sin embargo, no cumplió con su cometido, porque cuando tomaron la doble calzada, por causas desconocidas, se estrellaron contra la parte trasera de un tractocamión.
Allí pereció casi que de manera instantánea Gonzalo Gil Ayala, quien se destacó ampliamente como deportista. Jugó fútbol, que era una de sus grandes pasiones, en diferentes equipos de la región, como Talentos FV, en la Escuela Carlos Sarmiento, entre otros.
Pero esa pasión por el balompié iba encadenada también a su gusto por los animales, especialmente el ganado, por eso estaba cursando Producción Ganadera en el Centro Agropecuario del Sena en Guadalajara de Buga.
«A él le encantaban las vacas y ni qué decir los caballos, siempre salía en cabalgatas. Era un muchacho muy alegre, siempre dispuesto a servir», sostuvo emocionada su señora madre, doña Luz Esperanza, quien es la heredera de un saber ancestral tradicional en la región, ‘Las Chapetas’, reconocidas por su exquisita sazón y su calidad culinaria y gastronómica.
Gonzalo era el menor de dos hijos, hizo su primaria en escuelas como La Caldas y La Salle.