El horror se apoderó de El Plateado, corregimiento del municipio de Argelia, Cauca. En un hecho sin precedentes, 27 policías y un militar fueron secuestrados en medio de violentos disturbios que dejaron a varios civiles y uniformados heridos. La comunidad, enardecida, impidió el ingreso del Ejército al centro poblado, lo que desató enfrentamientos que rápidamente escalaron a una crisis de orden público.
Las imágenes difundidas en redes sociales muestran el nivel de destrucción: una tanqueta y un vehículo militar fueron incendiados, mientras en los alrededores se escuchaban disparos dirigidos contra la Fuerza Pública. La situación alcanzó niveles críticos cuando los uniformados fueron retenidos y utilizados como fichas de presión ante las autoridades.
El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, condenó los hechos con dureza y reveló que algunos uniformados estuvieron al borde de la muerte: “Intentaron quemar vivos a nuestros policías y militares”. Además, anunció que los responsables serán identificados y judicializados con penas que podrían alcanzar hasta 20 años de prisión por delitos como tentativa de homicidio y secuestro.
Mientras tanto, el temor se apodera de la población civil, atrapada en medio de la crisis. El reciente atentado contra la infraestructura vial, con la voladura de un puente clave para la movilidad de la zona, agrava aún más la situación, dejando comunidades aisladas y sin acceso a servicios esenciales.
Las autoridades han sido claras: las operaciones militares y policiales continuarán en la zona a pesar de las amenazas. “Nuestros soldados y policías no se rendirán ante la violencia”, enfatizó el ministro Sánchez, dejando claro que el Estado no cederá terreno ante la escalada de ataques.
La tensión sigue en aumento y el país entero observa con preocupación la crisis en El Plateado. ¿Qué nuevas repercusiones traerán estos hechos? ¿Responderán los captores ante la justicia? La incertidumbre persiste y la lucha por recuperar el control del territorio continúa.