Los medios masivos corporativos de comunicación, propiedad de las élites, que desde un inicio del presente gobierno se han dedicado a atacar inmisericor-demente su gobernabilidad inventando escándalos o ampliando los naturales yerros de cualquier gobierno con una propuesta nueva, siguen escandalizando, ahora con la propuesta constituyente que lanzó el presidente hace unas semanas en Puerto Resistencia en Cali.
Este tema tiene dos visiones, una jurídica, y otra política, y ambas son necesarias para sacar adelante la propuesta, pero los medios mencionados intencionalmente se enfocaron en la jurídica cuyo formalismo ciertamente hace ver por ahora casi imposible la materialización de una asamblea nacional constituyente, con sus tiempos para pasar por un Congreso en su mayoría adverso que permita ir a tres elecciones: la que pregunta al pueblo por la iniciativa, la que elige a los delegados constituyentes, y la que aprueba el nuevo texto constitucional. Sumado a que posiblemente hoy, debido a la desinformación, la asamblea elegida podría ser contraria al cambio que exige nuestra sociedad.
Se olvida que en el año 90 las circunstancias jurídicas eran también difíciles con una Corte Suprema de Justicia que había truncado años atrás intentos de constituyente pero que aceptó sorprendentemente la validez de una séptima papeleta informal en las elecciones generales de aquel año.
Es el hecho político el que forzó la asamblea que nos dejó la actual Constitución, un acumulado de luchas y exigencias sociales del constituyente primario, esto es, del pueblo como soberano en el Estado, y no de los gobernantes que no solo deben ser elegidos por los gobernados sino que deben hacerlo para beneficio del pueblo.
Por esto, el constituyente, nosotros, siempre estaremos en capacidad de debatir y exigir (no por nada nuestros impuestos son los que permiten gobernar) sin que esto implique la realización inmediata de una asamblea nacional constituyente, pues los tiempos políticos son distintos a los jurídicos, aunque al final se necesite del derecho para que esta se viabilice.
Petro anunció que una futura asamblea no es para su reelección, al estilo Uribe, sino para destrabar las reformas sociales que el sistema político bloquea por intereses económicos particulares, tal como acaba de pasar con la de la salud.