Hace poco un gran amigo me compartió el discurso que pronunció en 1986 nuestro nobel García Márquez en Ixtapa -México con motivo del aniversario 41 del ataque atómico a Hiroshima. El escritor expone de manera metafórica que el mundo está a punto de destruirse por causa de las armas nucleares en manos de las grandes potencias e invita a las mismas a salvar el mundo, a luchar por disminuir el hambre y la desigualdad.
Hoy 37 años después, parece seguir tan vivo su discurso como en ese momento, las guerras continúan y el despilfarro de dinero que se da en la creación de armas de destrucción humana es descomunal. En estas semanas de bombardeos han muerto en Gaza más niñas y niños comparado con el número de infantes que murieron en la totalidad de conflictos que hubo en el 2022 en el mundo.
Un nudo en la garganta se me hace mientras miro a mi hija y veo cuan maravillosa es, estoy segura que todas las madres y padres que amamos a nuestr@s hij@s les vemos así: con los ojos llenos de sorpresa por cada logro que realizan de manera individual; muy en el fondo de nuestro ser sentimos temor por lo que puedan enfrentarse en un mundo tan hermoso y tan cruel. Así, traigo prestadas las palabras finales de Gabo en dicha disertación:
“Propongo que hagamos ahora y aquí el compromiso de concebir y fabricar un arca de la memoria, capaz de sobrevivir al diluvio atómico. Una botella de náufragos siderales arrojada a los océanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aquí existió la vida, que en ella prevaleció el sufrimiento y predominó la injusticia, pero que también conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad. Y que sepa y haga saber para todos los tiempos quiénes fueron los culpables de nuestro desastre, y cuán sordos se hicieron a nuestros clamores de paz para que ésta fuera la mejor de las vidas posibles, y con qué inventos tan bárbaros y por qué intereses tan mezquinos la borraron del Universo».
Sugiero que en esta navidad derrochemos bondad, seamos capaces de compartir amor y felicidad con nuestros seres queridos, con quienes más lo necesitan y entre todos cambiemos el destino del mundo.