Aunque algunos no se han topado y Dios no lo quiera- con peligrosos huecos en nuestro bello municipio, eso no quiere decir que el problema no está ahí. Y aunque suene hasta apropiado, no es un problema al que se le pueda echar tierra y fin del problema, es algo serio que implica la calidad de la infraestructura del Corazón del Valle.
Y no sólo son baches que podemos rodear con habilidad o desniveles de raíces arbóreas que con bajar la velocidad puedan evitarse, son obstáculos peligrosos en la circulación de los tulueños que se transportan en diferentes vehículos.
Y aquellos que nos movilizamos en motocicletas somos algunos de los más afectados, maniobrar en un pequeño banco de arena ya es difícil si se pierde el control, ahora ser víctima de un agujero de considerable tamaño, aunque suene exagerado, puede ser mortal.
Lo interesante está en que, no bastan los accidentes; y muchos de los agujeros han sido rellenados con escombros, tierra o piedras por los mismos ciudadanos que se han percatado del peligro. Sobre la carrera 20, hace poco, una mujer sufrió un accidente, y no es una vía de gran circulación, es una zona residencial, una que como muchas en Tuluá merecen atención.
La seguridad vial es importante, pero -y aunque sea cierto- no sólo recae la responsabilidad en los conductores, sino en la calidad de las vías municipales que tienen baches que si continúan allí por más tiempo llegarán a ser patrimonio cultural por antigüedad. Así que ojo con los huecos, hasta que la administración responsablemente le eche tierra al asunto.