La situación generó consternación entre los asistentes y la comunidad en general.
A pesar de tratarse de una cabalgata con un número reducido de caballos, probablemente la participación más baja en las últimas décadas, algunos asistentes manifestaron su preocupación por la presencia de jinetes en estado de embriaguez y el consumo excesivo de licor durante el evento.
Adicionalmente, se reportó otro caballo con lesiones en la piel tras la caída de su jinete. Las autoridades aún no entregan un balance oficial del evento, tanto en lo relacionado con el número de animales participantes como con los incidentes ocurridos durante el recorrido.
La cabalgata, que marca tradicionalmente el inicio de la feria, se realizó bajo estrictas medidas de seguridad y restricciones, sin embargo, la baja asistencia de público y caballistas fue notoria en comparación con años anteriores.