El llamado de atención no fue escuchado y el pasado fin de semana se la llevaron dejando el hueco abierto y por ende el peligro latente para los conductores que hacen el giro en la carrera 21 con calle 25.
Este es un problema que se volvió común en las calles de Tuluá y por lo tanto se requiere de una pronta atención por parte de la entidad que le corresponda.
Una recomendación que hacen los ciudadanos es cambiar los elementos metálicos por recámaras en concreto para evitar que los maleantes se las lleven y las comercialicen en las chatarrerías que funcionan en diferentes sectores de la Villa de Céspedes.