En diálogo con EL TABLOIDE, Escobar Porras dijo que esa figura siempre la deseó plasmar en un mural y se le dio la oportunidad este año cuando el Departamento de Arte y Cultura abrió la convocatoria presentó el proyecto y le fue aprobado. Conejo Blanco, nombre artístico que adoptó porque de niño tenía dientes frontales grandes y era objeto de burla de sus compañeros hasta que decidió volver esa condición en una fortaleza, la cual reforzó al encontrar a un personaje en Alicia en el País de las Maravillas, es un tulueño de nacimiento graduado en Bella Artes y desde hace siete años se dedica al muralismo. «La verdad es que el arte lo llevo en las venas, pues mi mamá siempre ha trabado en el tema», dice el pintor, quien este viernes entregó la obra en la transitadada vía.











