Bajo esa premisa nació y creció el Instituto Técnico Industrial de Tuluá que luego tomaría el nombre de Carlos Sarmiento Lora en honor a uno de sus benefactores.
Pero antes de ocupar el espacio donde funciona en la actualidad deambuló por los pabellones y hasta caballerizas del coliseo Manuel Victoria Rojas.
Hoy, sesenta años después y resistir los embates de la Ley 115 de 1994, que como dice el licenciado Antonio Rave, quien en la actualidad ejerce como rector, los condenó a una muerte lenta, la institución sigue en pie y ofertando sus carreras de fundición, dibujo técnico, mecánica, electricidad, electrónica, diseño gráfico y publicitario, estudios que se sostienen haciendo grandes esfuerzos.
“No es fácil, pues cuando se daña un grifo en una sede educativa se arregla con 20 o 30 mil pesos, pero cuando una máquina de las nuestras se avería hay que tener siete millones o más para que vuelva a funcionar”, comenta el licenciado Rave.
Este año, cuando arriba al aniversario número 60, la pandemia impidió una gran celebración y por eso hoy lunes a las 6:00 de la tarde el padre Ordulfo Rosero, egresado del plantel, presidirá la eucaristía en acción de gracias en el templo Fray Martín de Porres del barrio La Quinta y alumnos, padres de familia y egresados la podrán seguir por el canal de YouTube y demás redes sociales de la Institución.