Desde muy temprano, hombres y mujeres de todas las edades se dieron cita en el lugar para cumplir con esa tarea de carácter cívico. Los paileños una vez más mostraron sus dotes de civismo invirtiendo un poco de su tiempo y dejando libres de los agentes contaminantes el espacio que les sirve para el descanso y la reunión familiar.
Sin duda un gesto que debe ser imitado por otras comunidades donde las zonas verdes y parques se encuentran abandonadas a la espera que el gobierno les solucione problemáticas que se pueden subsanar con un poco de esfuerzo colectivo. La unión hace la fuerza podría ser la frase que sirva de colofón a esta nota.