La ambiciosa iniciativa no solo ha democratizado el acceso a la educación superior, se ha convertido en una auténtica revolución social y tecnológica, llevando la educación superior a los rincones más apartados del departamento.
En el Valle del Cauca son miles las historias de transformación y superación que se viven en distintos rincones del departamento, donde el Campus Digital Educativo, DigiCampus, de la Gobernación del Valle del Cauca, hace realidad el sueño de la educación superior. El programa implementado desde hace más de un año por el Gobierno departamental es un revolucionario modelo educativo híbrido que combina las clases virtuales y presenciales, pionero en el país.
“Ha sido un programa demasiado chévere porque me permite estudiar desde mi municipio sin tenerme que desplazar ni buscar otros recursos para poder tener una carrera”, afirma con emoción Yuri Alejandra Osorio Castro, joven beneficiaria de El Cairo, municipio ubicado al norte del departamento donde las oportunidades académicas eran casi inexistentes.
Como Yuri, son 4.375 los estudiantes que hoy cursan programas universitarios gracias al DigiCampus, programa que es el resultado de una promesa cumplida. De ellos, 1.700 accedieron a una beca del 100% en su matrícula, gracias a una alianza sin precedentes entre la Gobernación y 14 universidades de alto nivel, que ofrecen más de 152 programas académicos pertinentes para el desarrollo del Valle.


“Cuando prometimos a la Gobernadora que esa excelente idea que ella tuvo a comienzos de su gobierno, se traduciría en un hecho concreto, ese hecho fue DigiCampus”, explicó Luis H. Pérez, director del programa.
A través de este modelo educativo, los estudiantes cuentan con clases híbridas con acceso a plataformas digitales, acompañamiento docente en tiempo real y la posibilidad de asistir presencialmente a los campus universitarios. Esto, sumado al enfoque territorial, ha logrado lo impensable: llevar la universidad a donde nunca antes había llegado.
Karen Murillo, caleña, madre soltera y estudiante de ingeniería ambiental, representa la esencia del DigiCampus con segundas oportunidades. “Hace años estaba esperando poder estudiar. Cuando supe del programa, llené los requisitos sin mucha esperanza, pero luego me dijeron que había sido admitida. Me puse a llorar de la emoción”, relata conmovida.
Karen hoy estudia con incentivos de matrícula del 100% y desde su casa. “Esta oportunidad es muy buena para muchos que no tenemos el dinero, los recursos, los medios. Estudiar un semestre es muy costoso”, agrega.
Su historia es también la de Juan Pablo Vargas, quien en el barrio El Vergel, en Cali, se prepara para ser el primer profesional de su familia. “El programa ha significado todo. Me abrió las puertas al conocimiento y al crecimiento personal”, aseguró el joven tras manifestar su gratitud por el impacto del programa. “Gracias a la Gobernadora, que nos dio esta charla, nos inspiró y nos brindó esta oportunidad. Estoy muy agradecido”.
Innovación a otro nivel
El formato de clases híbridas, que permite estudiar tanto presencial como virtualmente, ha sido una de las claves del éxito. “A veces no hay para el pasaje o para la comida, entonces esta modalidad nos da la posibilidad de aprender desde nuestro entorno”, cuenta Juan Pablo. Mientras Stefanía Montoya destaca esta ventaja que, “me permite trabajar, cuidar a mi familia y estudiar con la misma calidad”.
Los docentes también han sabido adaptarse al nuevo paradigma. Ana Lucía Uribe, profesora de idiomas de la Universidad Autónoma de Occidente, explica que esta innovadora alternativa “permite que estudiantes en municipios apartados participen en clases simultáneamente con quienes están en el campus, gracias a recursos digitales, foros, y actividades colaborativas”.

Pero, el impacto del DigiCampus no es solo académico. En municipios como El Cairo, donde llegar a una universidad requería hasta cinco horas de viaje, este programa se ha consolidado como una revolución emocional.
Las hermanas Jessica Daniela y Valentina Morales Agudelo, estudiantes del programa, aseguran que nunca imaginaron poder estudiar sin salir de su pueblo. “Me impactó mucho, porque uno se da cuenta de que sí se puede, que los programas de la Gobernación sirven y motivan a seguir adelante”, dice Jessica.
“Mi mamá lloró de la felicidad cuando nos dijeron que habíamos sido seleccionadas”, agrega Valentina, quien destaca que ahora puede trabajar y estudiar gracias a la flexibilidad del programa.
Por eso, estas hermanas, aseguran que “nos llena de orgullo y nos demuestra que la Gobernadora sí está comprometida con nosotros”.
Y es que conocer estas historias, reafirman el compromiso de la gobernadora Dilian Francisca Toro, quien explica que “lo que necesitamos hoy son oportunidades para los jóvenes, y en municipios lejanos no es fácil estudiar. Por eso creamos esta universidad virtual, con clases híbridas, que les permite acceder sin salir de su municipio”.
Un año trabajando y cumpliendo sueños
El DigiCampus fue lanzado en 2024 como una apuesta por cerrar la brecha de capital humano y llevar educación pertinente al territorio. Hoy, es un modelo de inclusión, desarrollo y equidad.
“La idea es que llegue a las zonas rurales, porque cuando un joven no tiene transporte, alimentación o dinero para una beca, simplemente no estudia. Aquí les damos esa posibilidad real”, enfatiza la mandataria.
Además de brindar formación gratuita, el programa también promueve el compromiso social de sus beneficiarios. “Luego de graduarnos, debemos aportar nuestros conocimientos al Valle. Eso nos invita a pensar cómo crecer colectivamente”, reflexiona Stefania Montoya, estudiante de Narrativas Digitales.

A un año de su nacimiento, DigiCampus no solo ha cumplido su promesa, sino que ha superado las expectativas. Hoy es símbolo de esperanza, de equidad y de futuro. Como resume Juan Pablo: “La educación es la base para que las personas avancen en sus vidas y sean mejores seres humanos. Gracias por poner amor y pasión en este proyecto”.
Desde Cali hasta El Cairo, pasando por Buenaventura, Cartago, Tuluá y El Águila, DigiCampus demuestra que, con voluntad política y tecnología, los sueños no tienen fronteras.