Explorando los recuerdos plasmados en fotografías y videos de los últimos días del año esparcidos como confeti en las diferentes redes sociales, fue más que claro que el regodeo e integración de la familia no presumió ausencia; sin embargo, la diversión y vivacidad de estas fiestas nos dejaron atisbos de algunas situaciones a las que en su momento no prestamos mucha atención.
Se dice que como despides un año es como pasarás el que viene, por lo que en esta época festiva pensamos en todo, y a veces inconscientemente olvidamos considerar lo más importante, la solidaridad con la familia. Más que un brindis con muchas copas de licor, pólvora de infinitos colores y equipos de sonido con volumen ensordecedor, intentemos recordar si existió la integración familiar que tanto se anhelaba para unirnos como es debido.
En estas navidades la juventud gozó de esparcimiento y libertad, pero al mismo tiempo, aún estando presentes, la ausencia ganó y es algo que las fotografías no pueden reemplazar.
¿Contribuimos en el hogar? ¿Dedicamos al menos un cuarto de hora en saber cómo estaban los adultos mayores de nuestra familia? ¿Los que vinieron con tanto esfuerzo de lejos, tuvieron la paz familiar que esperaban recibir? ¿Apartamos un lugar para el sonoro susurro de una oración? A pesar de la adversidad que claro está nos persigue durante todo un año, podemos intentar un borrón y cuenta nueva, pues los buenos recuerdos tienen un mayor valor que los pequeños tropiezos que nos separan por momentos; podemos dejar atrás lo que nos hizo fruncir el ceño, mejorar para un futuro cercano y rescatar todo lo hermoso de lo que fuimos testigo para que se repita cada que tengamos la oportunidad de que sea posible.
Así que este 2023 que tanto ansiábamos por recibir, consideremos lo que el año anterior nos dejó y así como dice Tony Camargo: Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas.