A machete limpio, así, de esa forma, fue atacado y agredido un ciudadano que lucía una camiseta del Deportivo Cali por unos mal llamados hinchas del América.
Esa tentativa de homicidio quedó evidenciada en videos que fueron compartidos en redes sociales, los mismos que permitieron la captura de esos delincuentes, a quienes la Policía les incautó decenas de armas blancas y otros elementos, además de sustancias alucinógenas.
‘Unas joyitas’ como se diría popularmente. El propio secretario de Gobierno, Jimmy Dranguet, dijo que personalmente denunciaría al muchacho que fue quien apareció en uno de los videos guardando el arma con la que agredieron al ciudadano que vestía una camiseta del Deportivo Cali, que sería la causa por la que estos energúmenos, descendieron del vehículo que los transportaba a su respectivo municipio, porque no residen en Cali, para agredir al seguidor verdiblanco.
Hasta Jorge Iván Ospina, alcalde de Cali, se despachó. Sin embargo, oh sorpresa, horas después de todos esos pronunciamientos estos sinvergüenzas fueron dejados en libertad.
La razón, no fueron contundentes las pruebas aportadas: la captura no fue en flagrancia. No obstante, Dranguet no se quedó con eso y radicó una denuncia contra el hincha en cuestión y los demás que participaron del hecho, por diferentes delitos.
Al mismo tiempo, el miércoles anterior se conocieron unas declaraciones del propio agredido, donde arremetió contra el Fiscal de turno, a quien señaló de no prestarle mucha atención a la denuncia que se iba a instaurar y que no había recibido en su momento. Ese es nuestro sistema judicial. Normas y más normas.
Por eso siguen escuchándose las mismas voces que desde hace varios años están abogando por cambios en la legislación que permita a los jueces ser más ágiles y contundentes, que no quede la sensación de impunidad.
Entendemos que se debe propiciar el debido proceso, pero en toda esa maraña de artículos sigue quedando en la opinión pública en general, que pareciera que nuestro sistema judicial estuviera diseñado para proteger los derechos del ‘presunto’ delincuente únicamente, desamparando a la víctima.
Y después, se quejan muchos de por qué no pocos ciudadanos anhelan un liderazgo, populista también, pero del talante del Jefe de Estado de El Salvador.