Nuestros partidos políticos, entre ellos, los tradicionales han estado ocupados por muchos años en la disputa por el predominio eterno, y en esa disputa perdieron de vista los problemas nacionales.
La crisis de nuestras agrupaciones políticas, tiene una causa evidente y grave: Los partidos abandonaron la conducción de los temas más importantes.
Ausentes han estado, por ejemplo, de la progresiva destrucción del sistema institucional del país, incluyendo en primer término las contradicciones entre las Cortes del Poder Judicial.
La finalidad esencial de una colectividad política es orientar al pueblo. El estudio de los problemas colombianos, ya no es el medio para obtener los supremos galardones en los partidos. Sin embargo, hay que dedicarle tiempo al análisis de los problemas, regresar al estudio de los informes y de las estadísticas y defender la moral administrativa. Debemos devolverle a la política su rango y respeto para que sea otra vez un quehacer honorable…
Los fines generales de la sociedad son el objeto de la verdadera política y deben sobreponerse a los intereses particulares. El marchitamiento de los valores políticos auténticos es la muerte de los partidos.
Para el próximo cuatrienio- 2026-2030-, los partidos, deben de trabajar por la paz, por los derechos humanos, tienen que mostrar una nueva coherencia intelectual, un renovado dinamismo y una especial preocupación por asuntos de interés nacional, si desean reconquistar los otrora potenciales electores que han perdido.
Ninguno de los partidos tradicionales, tiene candidato propio. Sus directores, han complacido a los militantes con un incierto apoyo a uno de los candidatos. El creador de Neoliberalismo en Colombia, César Gaviria, negoció el apoyo de su colectividad violando los Estatutos del Partido Liberal.
Esperamos que de todos los partidos salgan a votar mañana, con plena conciencia de su candidato y pensando en el futuro de Colombia.