Hace unos meses conocí una mujer que tenía un sueño, el cual tenía como propósito dejar una huella en la historia de la localidad bugalagrandeña al ritmo de la salsa. Una idea personal que se convirtió en proyecto social el cual se hizo realidad en un par de meses gracias a la decisión imperiosa de esta mujer quien fue como un Sol para las niñas y niños que recibieron clases de salsa gratuitas durante mes y medio por un profesional de baile.
Dichos infantes fueron tratados como artistas y en sus corazones quedarán por siempre aquellas presentaciones de gala en las que fueron ovacionados por la comunidad en general. Una semilla de felicidad que se sembró en cada uno de ellos gracias a la voluntad.
Para todo se necesita voluntad: voluntad para pararse de la cama, para ir al gimnasio o a entrenar un deporte; voluntad para ir a trabajar, para sacar adelante una relación (laboral, sentimental, amistosa) o terminarla; voluntad para entregar lo mejor de sí, para dejar las adicciones y renunciar a los vicios emocionales; voluntad política, voluntad para hacer la paz, etc. Por mi parte, días atrás tuve que tener voluntad para sacar el tiempo de pensar y de escribir estas líneas que por múltiples razones llevaba días sin dejar fluir. Hace unos días un amigo en la distancia me dijo “la gente no quiere vivir el sueño porque no decide y no actúa” y reflexioné en todo lo bueno que pasa cuando las voluntades humanas se unen y reaccionan. Recordé a Sol que logró hacer su sueño realidad con el apoyo de sus familiares y amigos y en todo lo que postergamos por falta de “decidir con libertad lo que se desea y lo que no”.
Así que deseemos, decidamos y actuemos, pues quien dice que decide y no actúa, nunca ha deseado; no abandonemos esos sueños que con voluntad y acción podemos hacer realidad. A los practicantes de arte y cultura que fortalecen sus cualidades artísticas, continúen con sus procesos formativos, destaquen su talento y el amor por ellos, no desfallezcan.