Dos derrumbes sobre la vía que va de Trujillo a Cerro Azul, tienen a los habitantes de las vías terciarias que conectan con éste municipio y la Soledad, entre otras zonas rurales, a punto de quedar incomunicados.
Al kilometro 18 y al 21 la mitad de la vía está ocupada por la tierra que se desprendió hace mas de 46 días y contando. Sin embargo, ninguna entidad, o mandatario de alcaldía o de la misma gobernación, ha enviado maquinaria a retirar la obstrucción causada por la humedad sobre la montaña.
El riesgo está en que a causa de la lluvia, que es más regular a 1.638 metros de altura sobre el nivel del mar que en el área del Corazón del Valle, en cualquier momento caiga mayor cantidad de material sobre la carretera y haya un bloqueo total para el tránsito de alimentos y suministros de toda índole, turistas, ciclistas, o trabajadores de la región que hacen uso de estas rutas, entre otras operaciones comerciales que podrían verse afectadas.
El mayor peligro no está solo en lo anterior, sino en la posibilidad de que un alud de tierra pueda dejar sepultado a cualquiera que esté transitando en uno de estos dos puntos, y sobrevenga la tragedia para alguna familia de la región vallecaucana; una que se podría evitar tan solo con ser diligentes o competentes al mantener o ejercer la debida vigilancia y prevención que requiere cada destino.
Actualmente, ¿cuánto dinero podrían estar perdiendo los comerciantes de la zona que se encuentran a la espera de turistas que, quizá por miedo a cruzar por ahí, ya no estén llegando? Y… ¿cuánto podría perder la alcaldía vía impuestos, al final del año si no se atiende la emergencia? Es para pensar.