El pasado 3 de mayo secuestraron a un niño de once años en el corregimiento de Potrerito, zona rural de Jamundí – Valle del Cauca. El 13 de mayo una reconocida influencer en Zapopan – México recibió varios impactos de bala que le causaron la muerte mientras transmitía un en vivo a través de TikTok.
Dos días después, en Colombia, le quitan la vida también con arma de fuego a una mujer universitaria y modelo, de 22 años de edad en Cúcuta. Al día siguiente, en Perú, una mujer venezolana fue arrollada por un vehículo de una empresa de telecomunicaciones, en el que dos técnicos habrían de instalarle un servicio en su casa.
El fin de semana pasado un hombre agrede a un agente de tránsito con múltiples agresiones racistas y esta semana la UNICEF declara el riesgo de hambruna en la Franja de Gaza junto con las tantas muertes violentas.
Solo por decir retazos de algunos hechos atroces del mes.“Sea cual sean las circunstancias en las que se encontraban las víctimas, la gente debe dejar de responsabilizarlas por sus muertes, no justificar las violencias ni los comportamientos racistas, a propósito de la afrocolombianidad. “Cabe preguntarse ¿qué está pasando con la vida, la protección y la seguridad de las niñas, niños y adolescentes en Colombia? Como sociedad realmente ¿estamos cuidando la vida de las mujeres, son suficientes las medidas de protección? ¿Las penas son proporcionales al daño causado a las víctimas? ¿Para qué tantas leyes si no podemos educar a la población en el respeto a la vida y a las diferencias? Tanta riqueza en el mundo y hay personas muriendo de hambre: 71 mil niñas y niños con desnutrición a causa del conflicto en Gaza.
“Podríamos pensar que hay hechos que la historia nos hace pasar la página, pero la realidad nos muestra lo contrario, pues cíclicamente se repiten situaciones crueles, injustas, bochornosas e inhumanas, y, a cuentagotas se menoscaba la esperanza con tanta barbarie. “En estas letras no cabe la indignación y tristeza.