Son muchos los temas que los colombianos debemos poner sobre la mesa para pensarnos como colectivo. Debemos ponernos de acuerdo en lo esencial para conseguir el equilibrio social, ambiental y podamos enfocarnos en el fin máximo, la felicidad.
Nos urge realizar reformas estructurales educativas, laborales, económicas y de salud.
No puede ser que sigamos ocupando energía valiosa en la forma y no en el fondo.
En nuestro país normalizamos muchos absurdos, tenemos una de las jornadas laborales más largas y somos muy poco productivos.
En el sistema educativo normalizamos despertar a las niñas y niños muy de madrugada a estudiar, normalizamos la acumulación de datos en la memoria con el objetivo de alcanzar una nota que no alcanza a conocer las capacidades ni habilidades del estudiante, normalizamos exigencias extremas y rígidas con los uniformes y las apariencias, normalizamos que educación física no la veamos como una oportunidad para descubrir y formar atletas, que inglés no la dicte un docente bilingüe, normalizamos que en religión no se otorgue la posibilidad de alimentar y de hacer una exploración del espíritu, y lo más triste, que las artes sean vistas como relleno y no como la ocasión para desarrollar todas las expresiones del ser, para ser un poco más humanos y menos autómatas.
Ojalá nos pongamos de acuerdo en el sistema educativo que queremos dejarle a nuestra niñez y en la niñez que llevamos a ese sistema educativo, basta de normalizar tanta atrocidad, el momento es ahora.