El 7 de agosto de 2022 el presidente anunció durante su posesión que los bienes de la mafia deberían destinarse a la reforma agraria o a la educación.
Así ha sido y por eso si una entidad estatal ha brillado hasta ahora es la SAE (Sociedad de Activos Especiales) que otrora se dedicara a distribuir estos bienes a la misma mafia o a la corrupción del establecimiento, como se constató con el caso de “la madrina” que resultó siendo la madre del expresidente Duque, por ejemplo.
El campesinado y las universidades han sido los principales beneficiados por esta entidad que ha sido piloteada exitosamente por Daniel Rojas y Sebastián Caballero, funcionarios que han demostrado que es inane el debate “técnicos vs activistas” cuando se tiene claro el horizonte ideológico en el que se gobierna para el pueblo.
Esta semana aterrizaron en Tuluá, para entregarle a la Unidad Central del Valle del Cauca (Uceva) nada menos que siete bienes donde destacan 4 inmuebles urbanos y 3 rurales distribuidos en Cali, Buga, Roldanillo, y obviamente en Tuluá.
Este logro no hubiera sido posible sin la anuencia del rector de la institución educativa Juan Carlos Urriago, y de la diligente vicerrectora administrativa Mireya González que años atrás ya había logrado que la gobernación departamental cediera a la Uceva la que es hoy su granja agrostológica.
Este es un suceso histórico que por supuesto no van a reseñar Caracol, RCN, Semana o El Tiempo, pues solo les importa la provincia cuando hay una noticia para enlodar al gobierno del cambio, si es que la hay porque sino la inventan.
De esta manera, la Uceva podrá fortalecer su presencia en Buga con un consultorio jurídico que logre mayor impacto social en su comunidad, y volver a tener oferta educativa en Roldanillo donde ya había funcionado el programa de Derecho para atender la población del norte del departamento, al igual que en la capital Cali donde por un tiempo ofertó también Derecho en convenio con el instituto Camacho Perea, mientras en el centro del Valle enfatizará con los predios rurales en la vocación agrícola alternativa a la depredadora industria de la caña de azúcar. Todo esto, en perspectiva de una educación superior pública gratuita y de calidad.