Para ninguna parte, sería la respuesta. El presidente Gustavo Petro podría tener razón en que muchas de las acciones en pro o beneficio de distintos sectores en el país no tienen la resonancia de otras épocas, solo se destacan los aspectos negativos de su gobierno.
Pero el Jefe de Estado no puede olvidar que a sus ejecutorias las opaca la débil gestión en muchas áreas pero principalmente en el orden público. Allí está el meollo del asunto más allá de que si existe o no el llamado ‘golpe blando’.
Recordemos que ese es un tema delicado. Es fundamental para que un gobernante salga adelante o no. En el pasado, dirigentes que se la han jugado con ‘prometer’ que van a recuperar la seguridad, tuvieron los mejores réditos entre la población, al menos en favorabilidad, más allá de que contaban con el respaldo y apoyo de las cabezas de distintos estamentos y, sobre todo, de ‘los cacaos’, de quienes tienen las riendas y el control económico del país.
También valdría la pena preguntarnos, ¿realmente en quién reposa el poder en Colombia?
Seguro que no es en la Presidencia de la República, aunque la Constitución y las leyes podrían decir otra cosa.
Pero el manejo del Estado, poner a andar esa gigantesca estructura burocrática, recae en quien esté al frente de La Casa de Nariño, en este caso Gustavo Petro y su equipo de gobierno.
A poco menos de que se complete la mitad del período de su mandato, que finaliza en agosto de 2026, pareciera que su gran propósito, además de loable, era presentar, que se aprobara y se pusiera en marcha las reformas sociales que se quedaron en los pasillos del Congreso y que no vieron luz. Reformas profundas pero que tal vez el pueblo nunca comprendió por ‘X o Y’ razón.
Sin embargo y a pesar de los buenos propósitos muchas cosas no están funcionando y daría la sensación de que les ha costado conocer el funcionamiento del Estado mismo, una cosa son los trámites de las reformas en Senado y Cámara de Representantes y otra, muy distinta, poner a rodar el andamiaje gubernamental, para que muchos procesos y proyectos propios no tropiecen.