La lucha contra el cambio climático se inicia por casa y la principal casa nuestra es el municipio que carga con toda la responsabilidad en proteger, preservar y mantener limpia la ciudad y es un trabajo permanente, responsable y eficaz que debe adelantarse en conjunto con la comunidad, barrio por barrio y hogar por hogar.
Han sido frecuentes los intentos de las empresas de aseo por llevar a cabo esta tarea considerada prioritaria, sin embargo los resultados no son los esperados, ya que no existe la paciencia suficiente para proyectar una meta clara y precisa en relación con la protección del medio ambiente.
La tarea no es nada fácil, de ahí que se hace necesario los esfuerzos mancomunados entre la sociedad civil y el Estado que deben formar un equipo con objetivos claros y principalmente orientados al bien común, porque en última instancia lo que se está defendiendo y protegiendo es la vida misma.
Ahora bien, aparecen nuevos sujetos que llaman la atención, como lo son los llamados recicladores callejeros que, con una caja metálica a rastras, se dedican a recorrer la ciudad y recogen los inservibles que pueden ser reutilizados en los negocios de chatarra, muy conocidos desde años atrás y ahora se convierten en un problema más que, por supuesto, debería resolver la administración municipal. Y es que estamos viendo en Tuluá y la vecina ciudad de Guadalajara de Buga, que los recolectores de desperdicios particulares, hacen un desórden atroz, en los lugares donde se depositan cuidadosamente las basuras por parte de los vecinos de un barrio determinado y que obviamente es recogida puntualmente por la empresa, que para nuestro caso, es Veolia. Como lo podemos apreciar el problema no es la recolección de basuras, sino que se desparraman los residuos sobrantes e inservibles alrededor de los sitios en donde se dejan las basuras debidamente amarradas y pasa luego el carro recolector, cuyos operarios no podrían dedicarse a barrer y organizar de ninguna manera y en consecuencia la fealdad, los malos olores y el desorden, deterioran la imagen de la ciudad.
Las entradas y salidas son los sitios más importantes para reflejar lo que representan en su interior los municipios, por lo tanto deben conservarse limpias y ordenadas, en otras palabras, bellas y atractivas, lo que no sucede regularmente en el norte de la vecina Guadalajara de Buga, en donde podemos observar, de una parte los negocios de las chatarrerías, que reciben la carga que adquieren, y los recogedores que también arrojan los materiales alrededor de la calle, para separarlos, ofreciendo un muy feo espectáculo, para propios y extraños.
Ya es hora que los respectivos mandatarios municipales tomen medidas serias, responsables y permanentes, para combatir el cambio climático y se hace empezando por casa, como lo afirmamos anteriormente, poniendo orden en donde no existe, antes que el problema se agigante y no haya más remedio. Estamos viendo rápidamente el deterioro ambiental, basta dar un vistazo alrededor y se aprecia que el daño es grave y se demuestra que no basta con campañas de limpieza cada año a los afluentes hídricos, a sembrar en un día de fiesta centenares de árboles, aunque es necesario, no es suficiente.