Estamos en plena Navidad, el recuerdo siempre actual del nacimiento de Jesús, que no es el cumpleaños de Jesús como lo anuncian algunos grupos diferentes a la iglesia católica, es la presencia real de un Dios que cada año nace nuevamente para darnos la salvación.
Sin embargo, con el correr del tiempo este acontecimiento salvífico, se convirtió en un proceso de crecimiento económico donde los comerciantes, y con razón, piensan en aumentar sus ventas, y esto no es malo del todo porque dinamizan la economía, crean empleos y permiten el intercambio agradable de detalles que nos permiten fortalecer los lazos familiares, laborales y sociales en medio de nuestras comunidades.
Podemos unir los dos elementos. La vivencia real de la presencia de Jesús en medio de nosotros, el cual ya no nace en un pesebre, no es simplemente poner la figurita del niño Jesús en el pesebre, es sentir que ese Jesús nace en cada uno de nosotros y quiere que nos acerquemos de verdad a él, en sentimientos de amistad, de amor, de entrega de solidaridad, de oración, de encuentro real con ese Jesús en la eucaristía, de perdonar de corazón las ofensas y de acercarnos a una paz esquiva para el mundo y para Colombia.
Es permitir que ese cántico de los ángeles en el cielo “Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buenas voluntad” sea una realidad en cada uno de nuestros hogares, en nuestras ciudades, en nuestros campos, en Colombia y en el mundo entero.
Pero también es la oportunidad para compartir en familia los regalitos de acuerdo a nuestras tradiciones familiares, del estrén de Navidad y de Año Nuevo. Para todos nuestros lectores, para nuestros compañeros que hacen parte de esta familia del TABLOIDE, para cada una de nuestras familias tulueñas, vallecaucanas y colombianas una muy FELIZ NAVIDAD y que la presencia de Dios hecho hombre, ilumine cada hogar, y podamos vivir el año nuevo lleno de paz y bienestar para todos.










