Es un hecho que las vías de comunicación son esenciales para el avance de un territorio en los campos: social, económico, cultural, científico, histórico, entre otros. Así las cosas, unas buenas carreteras serán un barómetro objetivo para determinar su calidad de vida y sus posibilidades de progresar de manera sostenible.
Desde luego, lo expuesto demanda una planeación sistemática y un presupuesto adecuado. Esta afirmación cobra especial interés en nuestro país, a raíz del siniestro reciente ocurrido en el Carmen de Atrato sobre la vía que comunica a Quibdó con Medellín.
Duele recordar estos hechos donde fallecieron varias personas, debido a una avalancha derivada de intensas lluvias. Se podría decir que estos fenómenos naturales son impredecibles, declaración que parece irrefutable. Sin embargo, un análisis más detenido de la misma, sustentado en la recurrencia de tales eventos, según refieren quienes transitan dicha ruta, provoca una reflexión y un urgente plan de acción.
Por supuesto, existen otras carreteras que también afrontan estas adversidades de manera repetida. En esta ocasión, deseo hacer alusión a las vías Pasto-Mocoa y Pasto-Popayán. La primera ha cobrado la vida de decenas de personas, dado que se trata de un trayecto supre-mamente estrecho, deleznable y destapado en un largo tramo, rasgos que la hacen bastante peligrosa, de manera especial en invierno.
Algo similar ocurre con la segunda, que, debido a la falla geológica en las proximidades del municipio de Rosas, también ha segado la vida de muchas personas, y por periodos prolongados ha dejado incomunicadas del resto del país, a varias poblaciones de los departamentos del Cauca y de Nariño.
Por lo anotado al inicio de este texto, resulta bastante complicado hablar de progreso en algunas zonas, debido al problema reseñado, el mismo que adquiere dramatismo debido a la pérdida de vidas.
Por tanto, es hora de implementar medidas preventivas en los sectores donde éstas sean viables, acelerar los trabajos de las vías alternas en curso y planear la construcción de otras variantes por lugares más seguros para promover el avance de muchas regiones y preservar la vida de sus habitantes y de quienes transitan por las referidas vías peligrosas.