Hemos escuchado por décadas la misma expresión, aunque más que eso es una cuestión que generación tras generación se han hecho: ¿Esto es lo que les vamos a dejar a las generaciones futuras? Hay que luchar por dejarles un país, un departamento, un municipio… un hogar.
Pues, ¿qué creen? Ya llegaron las generaciones futuras, estamos aquí pisando fuerte, aquí donde nos ven callados y poco experimentados, tenemos la certeza de poder con todo y más, no alcanzamos a recibir aquello que prometieron dejarnos, y ahora está en nuestras manos recibirlo como nos queda… y transformarlo.
Transformar las calles, la percepción, la ciudadanía, el sentido de pertenencia, la cultura; transformar el cómo nos ven y cómo queremos que nos vean. Ah y sí, hablo de la juventud. Se han reído últimamente de los lideres que han surgido, “Esos pelaos están locos” o “En mis tiempos eso no se hacía así”.
Pues, nos guste o no, nos enfrentamos a cambios, es inevitable y la única forma de sobrellevarlos, de la mejor manera, es comprendiendo desde el ojo del huracán lo que sucede, para proponer soluciones y redireccionar, porque todo lo que llega puede ser bueno, donde vemos falencia puede haber oportunidad y nuevas enseñanzas, solo debemos marcar el desvío, reintegrarnos al carril que es.
Esto es lo que nos queda, un país algo caótico en medio de tanta belleza, de tanta diversidad humana, en tanta biodiversidad. Tenemos un colorido caos que nos duele, que queremos detener, pero, ¿lo haremos con las estrategias de siempre? Confiemos en los nuevos liderazgos, en las nuevas ideas, porque, lo que nos queda por ahora lo podremos arreglar, lo podemos transformar, no con sueños, sino con metas; pero si dejamos que trascienda y seguimos dándole al dolor de cabeza la misma pastica de Dolex cada quince días, no vamos a solucionar nada, estamos en el punto en el que lo podemos manejar y enriquecer un escenario que nos ha dolido y alegrado ocasionalmente, enriquecer y proteger nuestro hogar antes de que se nos salga de las manos, porque lo que nos queda, es más de lo que podemos ver en la esquina de nuestra calle.