En la reciente feria del libro de Cali, mientras a la ex gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, la sacaban a abucheos no solo por sus cuestionadas maniobras politiqueras sino por dárselas ahora de escritora, otro autor provocaba filas de cuadras enteras para firmar el libro más vendido, con tercera edición incluida. Que el texto no sea de autoayuda o de literatura basura, y su autor sea el candidato que puntea todas las encuestas presidenciales y al que los medios tradicionales le buscan todos los días la caída para desinflarlo de cara a mayo de 2022, convierte a “una vida, muchas vidas”, la autobiografía de Petro, en un éxito total. Y en un acto de sensatez de quien desea, a raíz de su trascendencia pública, que conozcan su vida en blanco y negro, con todas sus luces y sombras, como el hecho de aceptar que fue el contrapeso del afamado y querido Carlos Pizarro en la cúpula del M 19, que probó las drogas en su exilio en Bélgica, o que compartió a finales de los 90 políticamente con la conservadora Noemí Sanín, o estuvo cerca de la inefable vicepresidenta Martha Ramírez durante la fundación del partido verde hace más de una década, junto a Antanas Mockus.
Sin duda, sobresale su personalidad megalómana como la de todo el que aspira al poder, pero lo que más impresiona es su capacidad de levantarse del suelo cuando como lo dice, quedaba con solo dos camisas y dos blue jeans en el morral; así ocurrió cuando salió de la cárcel y sus torturas, o tenía que resignarse a perder a su compañera e hijos en medio del ajetreo de la clandestinidad, o después de las derrotas electorales previo a haber tenido el poder y la subsiguiente soledad que provoca su abandono. Empezar desde cero cada vez para volver a la escena nacional, siempre enarbolando la bandera de los humildes, de los desposeídos, de los ninguneados por el sistema, cuando si lo hubiese querido habría podido llevar una vida cómoda y adinerada después de su grado como economista becado del elitista Externado. No es apología, es la constatación de la vida de un luchador social, con las inevitables equivocaciones (y que se están viendo dentro de su actual campaña), que ha recorrido el país, que le cabe en la cabeza, y hoy aspira a romper el molde en el solio de Bolívar, y del que si quieren saber más deben leer el libro, así sea para atacarlo.