Para tratar el tema de la sexualidad es necesario adentrarse en la totalidad del ser humano: su biología, su sicología y su espiritualidad. Solo así puede atender que no se puede fraccionar en las partes en que están compuestas.
De este modo, todo comportamiento humano impone la participación del ser de una manera integral; es toda su composición biológica, sicológica y espiritual la que actúa en el ámbito del comportamiento en general y, por supuesto, en las acciones sexuales. Si un hombre y una mujer cohabitan, se dan todos ellos; no solo se entregan en el aspecto genital, sino que la entrega es de todos sus seres.
Esto es, precisamente, lo que hace diferente al ser humano de otros seres, que su entrega comporta el mutuo don de su cuerpo, su alma y su espíritu. Cuando la entrega está condicionada por alguna circunstancia, el ser humano no llega a cubrir las demandas de su dignidad, y decrece como tal; si alguien busca en una relación sexual únicamente el placer que esta le depara, estará dejando de lado, partes esenciales de una condición humana como son el aspecto sicológico y el aspecto espiritual y su acción será meramente animal.
Urge que los educadores a los que se han asignado la enseñanza de la educación sexual, se instruya primero en la noción integral del ser humano, para que pueda mutar el currículo que hasta ahora se tiene, reducido a veces a informar sobre la existencia de anticon-ceptivos, su modo de uso, intentar dar “tranquilidad” a los educandos preocupados con enfermedades como el SIDA y tantos más de transmisión sexual.
En segundo lugar, es necesario que conozcan los últimos avances científicos sobre métodos anticonceptivos naturales, los cuales, han demostrado gran eficacia, para que la sexualidad no sea simplemente genitalidad y esté basada en el raciocinio, y se pueda ahora, hablar de paternidad responsable. Hay que estudiar la personalidad de quien tanto promete, si es buen estudiante, amante del trabajo, que piense en un buen futuro, o si es un falso promesero que carece de responsabilidad.
Solo con el engrandecimiento del ser humano (que se da cuando la razón domina los instintos) se puede propender el auge de la moral y de las buenas costumbres, único camino hábil de quienes pretenden mejorar la sociedad, para el bienestar de sus hijos.
Es bueno que nuestras niñas no olviden la vieja definición del estupro, que es además un aforismo axiomático: “ Estupro: Prometer para meter y después de metido no cumplir lo prometido”