Adrián Emilio Osorio Cardona, quería ser ciclista. Desde muy niño se acostumbró a transitar en bicicleta el faldudo paisaje de su natal Manizales y llegó a soñar con campeonar desde el caballito de acero, como diría uno de los tantos narradores deportivos que cubrían la Vuelta a Colombia.
Pero el destino le tenía un distinto rumbo, que no fue otro que el mundo del libro, desde la perspectiva del libro leído. Así que con una disciplina propia de quien recorre una competencia por etapas, se dedicó a formar en Pereira la librería más emblemática del eje cafetero, que por estas calendas celebra treinta años de existencia, la Librería Roma.
Porque la Roma, no es solo una compraventa de libros. Es ante todo un lugar de encuentro y de visita obligada de todos los maniacos del libro. En sus anaqueles se asume el significado borgiano respecto a las bibliotecas, como lugares que representan una extensión de la memoria, el pensamiento y la imaginación.
Recorrer el laberinto libresco que ha ido edificando la tenacidad de Adrián y de sus colaboradores es un reto para los buscadores de tesoros impresos que son muchos más de los que pregonan el fin del libro como objeto de diálogo y testimonio humano.
Ser invitado a sus tertulias semanales es tener el privilegio de retomar el tiempo en que el arte de conversar marca la diferencia entre quienes convierten sus lecturas en una profunda experiencia espiritual y se solazan en acercarnos a la magia de sus palabras, y aquellos que empobrecen lo que tocan, convirtiéndolo en oro, ya que están marcados con unas enormes orejas de burro.
Por otra parte, muchos escritores regionales han gozado del apoyo generoso de la librería para la publicación y venta de sus productos literarios, así como eventos municipales y departamentales han tenido de su parte un incondicional apoyo. Por lo tanto, celebremos tan magnífico espacio, deseándole un enriquecido futuro.