Nadie en Guadalajara de Buga ha tenido la tozudez, intuición, perspicacia y amor por esta ciudad como Luis Hebert Aragón Ramírez, quien desde el campo periodístico desempeñó su oficio con un fino criterio humanístico y su programa diario de radioperiódico fue escuchado por sus habitantes con fidelidad insuperable.
Hoy nos sorprende con un libro en donde hace sus mejores comentarios, anécdotas, personajes populares de la ciudad y en donde hace gala de la malicia intelectual que lo ha acompañado en su trajinar como comunicador social siguiendo una línea entre el sarcasmo, el humor y la información.
Creo que es uno de los pocos que han profundizado en el alma de los personajes típicos de la ciudad, los conocía con pelos y señales, cosa que me sorprende sobremanera, pero más me impresiona es el toque de amor con que los trata, sin entrar en la burla, el desdén o el desprecio, sino que los involucra en el conocimiento de su quehacer diario, en medio de una ciudad que se ha distinguido por relievar solamente a los hombres y mujeres sobresalientes en el curso de la historia.
Ahora que camina lento, urgando en cada esquina y rincón de la ciudad nuevos amaneceres, se muestra muy orgulloso de su profesión, de su capacidad de ver con otra mirada a la ciudad que tanto ha amado y conservando la lucidez picaresca de los viejos tiempos.
Desde esta esquina le deseo “buen viento y buena mar” en los años venideros.