Muchos son los analistas e intelectuales del mundo que advierten sobre el peligro del consumismo de las redes sociales que nos atrapan y nos dejan sin salida convirtiéndonos en los mejores adictos, tal como si fuéramos víctimas de una droga cualquiera que no podemos dejar a costa de enfermarnos.
Y sucede así porque cuando disfrutamos de un click y encontramos una respuesta positiva, el cerebro produce dopamina, que es una sustancia responsable de la sensación de alegría y gozo y así continuamos sucesivamente aferrándonos a una plataforma que cada vez estudia y analiza con mayor profundidad nuestros gustos, tendencias, situaciones personales y hasta los proyectos, de tal manera que comienza a enviarnos todo aquello que nos agarra, nos entusiasma y finalmente nos esclaviza.
Ya nos tiene en sus manos y difícilmente podríamos salir de ahí, estamos atrapados, como cuando somos adictos al cigarrillo, a los estupefacientes, al licor y pasamos por situaciones muy apremiantes. De donde se desprende la importancia, ahora mismo, de iniciar campañas de prevención, especialmente en la familia, en las escuelas y en los colegios, para dar a conocer lo bueno, lo malo y lo feo de las redes sociales, porque también hay que aceptarlo definitivamente, los grandes avances que hemos tenido con la tecnología, uno de ellos, es la vacuna contra la pandemia que hoy padece el mundo entero, que se elaboró en un tiempo récord, como nunca antes se había podido adelantar y que según los entendidos en la materia, es un producto eficaz y plenamente confiable, en contravía de tanta desinformación en las mismas redes sociales, es imposible creer que se vaya a dar un suicidio colectivo mundial.
Por lo tanto es muy importante, que el gobierno de turno, padres de familia y docentes, inicien una adecuada educación sobre la mejor forma de manejar las redes sociales, induciendo realizar las cosas positivas y buscar lo que sirva para el crecimiento y desarrollo de la gente, porque existe igualmente basura a montones, que perjudican la mente de todos. Es igualmente, prevenir sobre la necesidad de conservar, preservar y proteger, la cultura, los saberes tradicionales, todo aquello que nos ha permitido ser nosotros mismos, tener una identidad nacional, no podemos echar por la borda siglos de enraizamiento cultural, para caer en la tentación del consumismo mercantil, dañino, perjudicial y esclavizante, a través de las redes sociales. Estas, se pueden escoger para el bien y para el mal.